La capital berciana perdió 659 habitantes, un importante incremento respecto a los 169 que perdió en 2015 y continua con una dinámica negativa que afecta a todos los ámbitos desde el político -en el partido judicial de Ponferrada, en el que se enmarcan los territorios de Barjas, Bembibre, Fabero y Villablino, se han perdido doce ediles por la sangría poblacional- hasta el inmobiliario.
«La triste realidad es que Ponferrada es el ‘medio rural’ de León. Se ha perdido potencia en industria y empleo y muchos jóvenes ven esto como un ‘pueblo’ y se marchan», explica José Antonio Rodríguez, broker inmobiliario de Remax Experts, que reconoce que la pérdida de población está repercutiendo en el sector, donde la situación ha cambiado radicalmente desde la crisis. «Antes había demanda y ahora hay oferta. En Ponferrada hay una 5.700 viviendas vacías y 3.000 en venta», explica, Rodríguez.
Estas cifras reflejan que la capital berciana ha perdido atractivo, que la precariedad laboral es una barrera a la hora de acceder a una vivienda y que muchos propietarios tasan por encima del precio de un mercado que se está recuperando, pero está muy lejos de los precios que se manejaban antes del pinchazo de la burbuja inmobiliaria.
Así, el año pasado se vendieron 496 viviendas en Ponferrada, muy lejos de los números que se manejaban hace una década, cuando se llegaron a cerrar 2.000 ventas en un ejercicio.
Se vende chalet a las afueras
Si en Ponferrada la despoblación es evidente, en el medio rural el panorama es casi desolador. No hace falta ir muy lejos. El trayecto entre la capital berciana y Cacabelos, dos de los principales núcleos poblaciones, es todo un catálogo inmobiliario y los anuncios de ‘se vende’, un leitmotiv.
Rodríguez reconoce que este tipo de propiedades «si no es un vecino, no las quiere nadie», lo que ha obligado a este tipo de agencias a adentrarse en el terreno del marketing y trabajo ‘a la carta’ para hacer «atractiva» una posible compra.
Por su parte, la coordinadora de Remax, Cristina Sencades, reconoce que buena parte de los inmuebles en el medio rural son «antiguos y necesitan una reforma» un hándicap que se une a unos precios que en ocasiones se fijan «sentimentalmente, no por el precio que realmente valen».