Desmontando el refranero

Pintan complicados estos tiempos en los que ya no se cumple ni ese dicho de que decir refranes es decir verdades. Lo saben desde Sánchez, que se creyó eso de que pasearía por Moncloa como Pedro por su casa, hasta Casado, a quien sus perros ladradores le acabaron mordiendo, pasando por un rey emérito que se descojona del refranero y de su quien la hace la paga.

Los repuntes de incidencia nos demuestran que, con la vacuna, a la tercera no va la vencida y la inacción de los sindicatos que hay quien puede no tener oficio, pero sí beneficio. Lo barato saldrá caro pero, con la gasolina a dos euros, lo caro sale más caro aún. Los papones que llevan desde 2019 sin pisar una iglesia dejarán claro en unas semanas cómo el hábito sí puede hacer al monje y ni marceando ni mayeando hemos visto una calima como la de este mes ¿Qué más podría añadirse? ¡Ah, sí! Dice el portero del Chelsea que tras ganar la Champions y ligarse a Andrea Martínez, la Miss Universo de León, a ver quién le discute eso de que un afortunado en el juego no puede serlo también en el amor.

Y es que, aunque siempre hemos sido de revolvernos a palabras necias y de poner mala cara a las pelonas mañaneras, últimamente por aquí nos sobran los refranes venidos a menos. El lobo campa a sus anchas por la Montaña para que cada oveja no esté con su pareja y hasta la UPL comienza a ser profeta en su tierra. La afición de la ‘Cultu’ piensa en Catar negando eso de que poderoso caballero es don dinero, para reunir la Mesa por el Futuro de León querer no es poder y a la hora de resolver la despoblación será tarde por buena que sea la dicha. En el Caule nuestros sanitarios abarcan y aprietan un día tras otro, al tiempo que tenemos políticos que llevan décadas siendo mentirosos... porque aquí al único que se pilla es al cojo. En la meca de las tapas lo de al pan, pan, y al vino, vino, suena casi a utopía.

Aunque para desmontar el refranero nada como fijarse en lo que está pasando en Ucrania, donde en tiempos de guerra ningún agujero está siendo trinchera. Donde los grandes males siguen sin grandes remedios y donde dos se están peleando aunque solo uno quiere. No se sembraron vientos, pero se están recogiendo tempestades: ojalá también pueda haber dos sin tres... guerras mundiales.