13/05/2021
 Actualizado a 13/05/2021
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Que los ‘sociatas’ de Madrid se han vuelto majaretas es algo que observamos a poco que leamos la prensa de la Villa y Corte. La última estupidez que se les ha ocurrido es poner reparos, por revisionista y facha, a la concesión de la medalla de oro de la Comunidad a Andrés Trapiello. Sé podrá estar de acuerdo o no con él, con lo que escribe o con lo que manifiesta en las entrevistas que concede, pero, ¡por Dios!, no se le puede negar lo que ha aportado a nuestro páramo cultural. Un tipo que es capaz de escribir ‘Las armas y las letras’, o ‘Los hijos del Cid’, merece todos los premios que le den. En esos libros, un servidor descubrió algunos autores a los que la historia y la coyuntura política trató muy malamente. Y me di cuenta de que eran buenos con cojones, que escribían tan bien o mejor que muchos otros a los que la diosa Fortuna o su afiliación política, premió con una atención muy desmesurada.

Que Andrés escriba en el periódico con el que se acompaña en los quioscos al de la competencia, me duele, porque, (y creo que el director de La Nueva Crónica estará de acuerdo), sería un lujo que lo hiciese en el nuestro. Que se meta, como en su último artículo, con los dos mil escritores, artistas y farándula de mayor nivel que firmaron un manifiesto en el que afirmaban que «había que derrotar al fascismo que lleva gobernando y coartando las libertades en Madrid desde hace treinta años», no me parece mal, porque es un desahogo y una desmesura que sólo tiene sentido cuando se redacta y se firma en plena campaña electoral. Pero tiene todo el derecho a escribirlo. Es lo mismo que sucede si se lee a Paul Preston. Podrás estar de acuerdo o no, es tu problema, pero hay que reconocer que el de Liverpool escribe bien y se suele documentar mejor. A uno no le entusiasma demasiado, pero, en su momento, leí todo lo que había publicado. Lo que quiero decir es que hay que respetar lo que piensan y dicen los demás, para que los demás, (en mi caso, los amigos con los que tomo el café o las cervezas), me respeten a mí.

Digo que los ‘sociatas’ se han vuelto majaretas porque han demostrado, con su campaña en Madrid, que son unos genios dando argumentos al enemigo. ¡Así se las ponían a Felipe II!, lo mismo que se la han puesto a Ayuso. Es imposible hacerlo peor. Desde el Presidente del Gobierno, pasando por Gabilondo y llegando hasta Tezanos, cada vez que hablaban por esa boca, diez mil votos más para Ayuso. Ya no digo nada de Iglesias, alias ‘el chepas’, alias ‘el rata’… Por cierto, ¿no sabéis que a Ayuso la llaman Deslesa, igual que la empresa de mi amigo Julio, ‘el helicóptero’? Sí, hombre, ha conseguido eliminar las ratas de Madrid… A lo que iba: no puedes convertir la política en un ‘reality show’, que es lo que ha conseguido hacer el secretario general de Podemos. Y, además, no puedes hacer una campaña con las vísceras; para eso tenemos al rey de la televisión, ‘el mermelada’, otro que también arrimó el hombro para que la señora Ayuso ganase por goleada. En una campaña hay que utilizar la cabeza y procurar no hacerlo mucho peor que tu contrincante. Para ser serios, Ayuso no es que se distinga por su agudeza intelectual y por sus mensajes, pero, en esta ocasión, alguien la convenció para que hablara lo menos posible, que también es otra forma cojonuda de conseguir votos. El caso es que no puedes tratar a la gente como si fuese idiota, que es lo que han hecho los ‘sociatas’ y los ‘podemitas’. La gente común y corriente quiere que la traten como gente normal, no como estúpidos…

Aunque no tenga nada que ver, (o tal vez sí), quiero hablar de la última del ínclito doctor Simón. En uno de sus monólogos diarios, dejó entrever que alguien estaba detrás de las fiestas y de las concentraciones de los jóvenes en toda España. No dijo quién, claro, porque le faltan cojones; la dejó ahí, como los centros al área que hacía Iraola. Si intentaba echar la culpa a Ayuso, que lo diga; uno, sinceramente, cree que sí. No se preocupe, doctor, yo le doy gratis otro culpable: quién manipuló a los miles de jóvenes que inundaron las calles de nuestras ciudades, hartos de no poder salir de juerga con los amigos, de no poder emborracharse, de tener que haberse matado a pajas durante seis meses, ¡seis!, fue Putin.

Como Putin es el culpable, según toda la prensa, incluso la ‘progresista’, de todos los males que nos ocurren y que nos ocurrirán, como interfiere en los asuntos internos de todos los países de Europa y América, como manipula toda la información que sale de Rusia, como es un demonio con cuernos y con rabo, los medios, incluso los ‘progresistas’, y el poder han encontrado en este paisano la cabeza de turco ideal para que no pensemos en las barbaridades que nos hacen sufrir, (sobre todo desde que empezó la pandemia), nuestros amados y santos lídetes que tanto hacen por nosotros… Desagradecidos, que somos unos desagradecidos.

Salud y anarquía.
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