16/04/2021
 Actualizado a 16/04/2021
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La que está cayendo en España a nivel sanitario y económico es de tal calibre, que nuestras mentes limitadas no son capaces de hacerse una idea de la magnitud. Nos cuesta imaginar 100 mil muertos por la covid, la cantidad de personas con angustia en sus casas o en el último recurso de las colas del hambre que miran a sus hijos con la incertidumbre de qué será de ellos o el calibre de la destrucción económica que aún no ha hecho más que empezar. Imagine, solo para hacerse una idea de los fallecidos, una fila continua de personas dándose las manos desde León hasta la playa de Rodiles. Esos son nuestros amigos y familiares muertos.

Pues al parecer, para parte de nuestra clase política, eso no importa demasiado, lo que importa son los gestos y las puestas en escena y, si estas puestas en escena sirven para crispar y dividir, pues ‘miel sobre hojuelas’.

Este año, como cada 14 de abril, con motivo del aniversario de la proclamación de la segunda república, se presentó la ocasión ideal para que nuestros políticos de izquierdas hagan lo que últimamente bordan, sacar los pies del tiesto y dar patadas a la historia, a nuestra Constitución, a su palabra y hasta a su honor.

Los homenajes con la bandera republicana se han sucedido por toda la geografía española. En León no nos hemos salvado de la estupidez y hemos asistido con estupefacción a cómo cargos públicos del PSOE leonés, se han dejado arrastrar por esa moda rancia y desleal de enarbolar banderas republicanas, pasándose por el forro aquello de la «lealtad al Rey y guardar y hacer guardar la Constitución» que prometieron al tomar el acta que tantos beneficios económicos y personales les reporta.

Como en alguna ocasión he dicho, yo como liberal no es que me considere muy fan de la monarquía, pero cuando se jura o promete lealtad a una institución, eso es sagrado y no es de recibo que ciertos políticos hagan enaltecimiento de la república a diario y los 30 de cada mes, cuando cobran sus nóminas, sean monárquicos y constitucionalistas.

Eso, salvando las distancias, es como asegurar ser fiel a tu pareja, mientras le llevas flores y bombones al vecino o a la vecina de arriba por San Valentín.

Estoy de acuerdo con que se hagan homenajes y se guarde el recuerdo a todas las víctimas de ambos bandos de la guerra civil, pero vincular la segunda república, que por cierto fue antes que la guerra, a una democracia ideal y ejemplar, es una auténtica falacia. Aunque el germen de la república pudiese llegar a ser honorable, a pesar incluso de cómo se proclamó, conforme se fueron desarrollando los acontecimientos, se fue convirtiendo en un movimiento cultural intransigente, de espaldas a cualquier esperanza liberal, cuyo objetivo principal era el de eliminar católicos y conservadores, rechazando el pluralismo político y social o como dijo el historiador Javier Tusell, convirtiéndose en una democracia poco democrática.
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