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Desenlace final

17/05/2023
 Actualizado a 17/05/2023
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Es curioso que se acabe una temporada a falta de dos jornadas. La Ponferradina ha tardado en consumar el descenso matemáticamente seis jornadas desdeaquel aburrido e impotente empate en el Anxo Carro ante nuestros vecinos lucenses, nueve desde las tablas con sabor a victoria disfrazadas de punto de inflexión en Los Cármenes ante el Granada, y trece desde el empate un tanto injusto en Ibiza, donde las sensaciones no fueron del todo buenas tras haber competido ante un rivaldirecto. Es imposible a estas alturas no pensar en los partidos tirados porla borda por errores infantiles, mala fortuna o falta de actitud. El optimismo, acompañado de un montón de palabras llenas de carácter esperanzador que he escrito en las pasadas piezas durante semanas anteriores, era sincero, incluso tras el enfrentamiento ante el Burgos a pesar de ser sabedor de la dificultad que eso requería. Todas esas palabras de optimismo tratando de autoconvencernos, tanto a nosotros como a nuestro entorno, se esfumaron. Ya no hay forma de intentar justificar esta temporadanefasta de principio a fin. El pasado domingo, muy a pesar de toda una comarca, enterraron a un equipo que llevaba bastantes semanas en cuidados paliativos. Un equipo que no convencía a nadie, tan solo a los que intentábamos seguir creyendo hasta el último momento cegados por nuestro sentimiento hacia el equipo de nuestra tierra. Hacia nuestro equipo. En mi primera pieza tuve la suerte de relatar uno de los mejores días en mis casi tres años viviendo en Valladolid. La visita de la Ponfe a Zorrilla y el orgullo de un joven que acude a su clase de Periodismo días previos al partido con la elástica blanquiazul. El destino, caprichoso de él, quiso que la Ponferradina certificase su descenso a 1ªRFEF en Huesca un año después. Tras cuatro temporadas en el fútbol profesional, la Ponfe concluye una temporada sin alcanzar el objetivo y, lo que es peor, con la sensación de que, si durase la competición diez jornadas más, tampoco optaría a alcanzarlo. Volvemos a campos humildes, donde, a pesar de la categoría, el típico comentario «que no se duerman» que escuchas dos filas más arriba en El Toralín entra solo. Volvemos aese tan mencionado «barro» del que tantos hablan en redes sociales. Volvemos a 1ª RFEF, pero con el mismo orgullo con el que ese joven vestía la camiseta blanquiazul.Esa que lucirá de la misma manera sea en la categoría que sea, sabiendo que pronto equipo y ciudad volverán al sitio del que nunca debieron irse.
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