15/12/2018
 Actualizado a 08/09/2019
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-¡Uy, qué susto! ¿Pero esto qué es? ¿Qué haces tú ahí?

-No lo sé. Acabo de llegar.

-¿Me estaré volviendo loca? A lo mejor no he dormido bastante esta noche. O tengo la tensión baja.

-A mí no me pidas que te lo explique. Es la primera vez que me desdoblo.

-¿Y ahora qué hacemos? Mira que sólo tengo un ordenador.

-Estás escribiendo la columna del periódico, ¿no? ¿Y de qué va?

-Ni idea, ¿lo sabes tú?

-¿Cómo lo voy a saber si tú no lo sabes?

-Yo que sé, a lo mejor te quedaste con mi subconsciente y el tema está por ahí perdido, bajo toda la basura.

-Tengo el mismo cerebro que tú, lumbreras. En lo de inconsciente también.

-¿Y qué hacemos? A ver, dime qué temas hay por ahí.

-Uf, luces navideñas, mucha política, poca pasta, listas de ‘lo mejor de’ este año. Lo habitual. Nada que me apetezca.

-Entonces a mí tampoco. Ya se nos ocurrirá algo, no sé. Pues entonces cuéntame, ¿cómo estás, qué tal va todo?

-¿Y tú me lo preguntas?

-«¿Qué soy yo para mí mismo? Sólo una sensación mía».

-Anda, flipada, deja El libro del desasosiego en la estantería. No metas a Pessoa en esto, que ya tiene bastante con lo suyo.

-A lo mejor eres un heterónimo. No te he preguntado cómo te llamas.

-¡Pero vamos a ver, cómo me voy a llamar! Que soy tú, ¿no lo ves? Ya nos gustaría tener heterónimos.

-¿Y por qué no?, ¿dónde se compran?

-Ja, ja, ja y más ja. Pregúntale al director si te deja firmar con otro nombre la columna, anda, ya verás.

-Pues me inventaría uno muy bueno. Algo exótico, japonés o así.

-Qué graciosa, pero se trata de escribir lo que pensamos y aguantarnos después.

-¿Y el día que no pensemos nada?

-¿Como hoy, quieres decir? Pues citamos a Pessoa, que siempre queda bien.

-Oye, me acabo de dar cuenta de que el domingo es la manifestación por el futuro del Bierzo. Claro, ¿por eso nos hemos desdoblado, verdad? Para valer por dos.

-Eres un hacha. O a lo mejor no.

-Menos coñas, que habrá que ir pensando en cómo se lo decimos al compañero esta noche. Ya verás qué lío.
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