Desde las casas de adobe del Sáhara a las piscinas de León

El proyecto ’Vacaciones en Paz ‘ trae a una veintena de niños a la provincia acogidos por familias

María Espinosa
09/07/2018
 Actualizado a 18/09/2019
Los niños fueron recibidos este lunes por el alcalde, Antonio Silván y Aurora Baza, concejala de Familia y Servicios Sociales en San Marcelo. | SAÚL ARÉN
Los niños fueron recibidos este lunes por el alcalde, Antonio Silván y Aurora Baza, concejala de Familia y Servicios Sociales en San Marcelo. | SAÚL ARÉN
56º grados marcaban algunos termómetros del Sáhara ayer, los campos de refugiados están llenos de niños y familias que apenas reciben suficiente para subsistir. La atención sanitaria escasea y el agua es un lujo al que la mayoría de los saharauis no acceden con regularidad. Mientras tanto, en León las lluvias torrenciales caían en la ciudad, pero cuando salía el sol, familias enteras acudían a las piscinas a disfrutar de sus vacaciones. Desde las casas de adobe hasta las piscinas leonesas han viajado 20 niños saharauis acostumbrados a no tener nada para llegar a León, con una familia que les dará todo lo que puedan durante dos meses para que disfruten de unas ‘Vacaciones en Paz’. Desde hace varios años, cada verano llegan a León niños procedentes de los campos de refugiados del Sáhara. Las familias leonesas que se prestan voluntarias para acogerlos les dan todo el cariño y la atención que necesitan durante la época estival.

Algunas familias llevan implicadas en este proyecto más de veinte años, Inmaculada Ruano ha acogido durante veintiún años a estos pequeños, «yo llevo con esta familia mucho, a la primera la cogí cinco años, a la segunda seis y este es el tercero de la misma familia», relata. La experiencia que les brindan a los niños saharauis es, para las familias una «maravilla», afirmaba Inmaculada, o una «fabulosa» experiencia según lo reconoce Camino Arias, quien acoge por segundo año consecutivo una niña llamada Xana que afirma estar muy contenta de estar en «Santa Lucía de Gordón» y que lo que más le gusta es «¡ir a las piscina!» .

En otras familias es la primera vez que llega un niño o una niña del Sáhara, para Elisabeth Romo y su familia está siendo una experiencia inolvidable, ella afirma estar «encantada» y nos cuenta que «la niña es buena y muy obediente, es la primera vez, pero estoy encantada y creo que la niña también».
Inmacualda nos cuenta que las diferencias son claras entre la primera vez que vinieron los niños «de como venían a como vienen hay una diferencia brutal, ahora vienen mejor alimentados... ahora no son condiciones tan malas, pero siguen teniendo muchísimas necesidades porque allí no tienen nada, no se puede plantar nada, ni una mísera planta tomatera...», lamenta Inmaculada, quien está muy involucrada con el programa y el cuidado de estos niños. «», relata la leonesa.«Lo ideal sería poder traer a toda la familia», confesaba Elisabeth.

Varios niños del programa, entre ellos Dih, el niño acogido por Inmaculada, estaban emocionados por poder conocer la ciudad y pasar el verano disfrutando de las opciones y oportunidades que sus familias leonesas les ofrecen.

Las diferencias que más notaban los niños era «allí solo tenemos una jaima y camellos» nos cuentan. Los campos de refugiados saharauis situados en la frontera con Argelia, los niños no disponen de atención médica sanitaria, o e algo tan sencillo y simple para nosotros como puede ser el agua. Algunos de estos niños que participan en el programa se quedan en España acogidos por distintas familias para completar sus estudios. En muchos casos, sobre todo los primeros niños que acudían, las familias de acogida aprovechan para hacer revisiones médicas a los niños y darles los tratamientos que necesiten.

«Al principio les cuesta adaptarse, es duro para ellos, pero luego con paciencia y cariño lo disfrutan mucho», contaba a los medios la presidenta de la Asociación Saharaui para el Desarrollo, Amaya Ramos. Tanto del alcalde Antonio Silván, como del presidente de la Diputación Juan Martínez Majo, dieron la bienvenida y desearon a los niños un verano de diversión, acompañado del agradecimiento a las familias.

Como en muchas ocasiones, cuando se da todo lo que se puede sin esperar nada a cambio, se recibe mucho más sin a penas darnos cuenta. Eso reciben este verano las personas que han abierto sus casas y su familia a los niños que menos tienen y que, todo lo que se les de, es mucho menos de lo que ellos dejan aquí.
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