Desde el balcón de Prada: "No se puede seguir viviendo de espaldas al campo"

El empresario y bodeguero berciano considera que la pandemia del coronavirus supone una oportunidad para reordenar la sociedad y dejar de vivir “de espaldas a la tierra y al campo”

Ical
10/04/2020
 Actualizado a 11/04/2020
prada-a-tope-10420.jpg
prada-a-tope-10420.jpg
Atento siempre a los mensajes que manda la naturaleza, el empresario y bodeguero berciano José Luis Prada continúa estos días “trabajando a tope”, atendiendo las labores de la viña y del bosque didáctico situado en el entorno del Palacio de Canedo. A la espera de poder volver a ver las estancias llenas de comensales, Prada reclama que el tiempo de cuarentena sirva de aviso para “reordenar la sociedad” y dejar de vivir “de espaldas a la tierra y al campo”. “Es el momento”, apremia.

- ¿En qué actividades ocupa los días de confinamiento?
- Como parte de nuestra empresa sigue funcionando, no noto tanto el confinamiento. A primera hora procuro hacer gimnasia, como hago siempre, después paso la mañana supervisando los trabajos de las viñas. Ahora necesitan más que nunca su cuidado y no se pueden abandonar. Después como en casa con Flor y el chaval, algo que antes no podíamos hacer. Por la tarde toca atender el bosque didáctico. En esta época hay que replantar, abonar, y seguir cuidándolo, ahora más que nunca hay que atender a la naturaleza, lleva años avisándonos de que la estamos maltratando y olvidando, por eso tengo más claro que ese proyecto tengo que continuarlo cueste lo que cueste. A la noche procuro leer o ver alguna película olvidada.

- ¿Qué cosa concreta es la que más echa de menos de cuando se podía salir a la calle?
- Ver a la gente que nos visita disfrutar del Palacio de Canedo, poder saludarles y mostrarles lo que hacemos. La verdad es que se hace difícil ver el Palacio de Canedo sin gente, sin amigos y sin niños correteando.

- En el ámbito más interno o personal, se tiene más tiempo para pensar. ¿Qué reflexiones le pasan por la cabeza con la situación actual?
- La verdad es que tengo todo el día ocupado y si me paro a pensar es siempre para organizar cosas, no se puede parar. Sí que me viene a la cabeza, la gente que estos días tiene que estar recluida en casa todo el tiempo, en un pequeño piso. Creo que nosotros aquí somos unos privilegiados, sólo coger el coche y subir a Canedo a ver los árboles en flor o el viñedo brotando es como un chute de energía.

- Una crisis así puede suponer una catarsis. ¿Qué cosas debemos cambiar después de esto?
- La sociedad tiene que reordenarse inexcusablemente, sí o sí. No se puede seguir viviendo como si fuéramos los reyes del mambo, de espaldas a la tierra y al campo. La humanidad crece y crece, pensando sólo en su bienestar particular, sin mirar ni ser consciente jamás del rastro que vamos dejando. Eso tiene que acabar ya. La tierra que pisamos no admite más demoras. Es el momento.

También espero que nos humanicemos más, que demos más valor a los encuentros, a los abrazos, al compartir. Creo que tanta tecnología nos estaba deshumanizando. Ahora espero que valoremos más a las personas, el poder hablar con ellos de cerca, cara a cara, el abrazo de los amigos, el saludo del vecino y nos olvidemos de tanto mensaje vía teléfono o mail.
Archivado en
Lo más leído