Descarbonización y patrimonio

La llegada de la descarbonización de manera brusca –aún cuando se supiese que el final llegaría más pronto que tarde– ha traído el desconcierto a todos. Sin embargo es el peor momento para quedar inmovilizados por la sorpresa del cierre inmediato de todas las centrales térmicas de León y de sus últimas minas. Es necesaria una reflexión fría para amortiguar el impacto de esta traumática transición energética.

Uno de los aspectos en el que se debe trabajar es en el aprovechamiento y capitalización de cuanto terreno, camino, nave, pozo o instalación minera de cualquier tipo hay en la provincia. Incluso las centrales térmicas pueden tener utilidad. Si no hacemos este ejercicio y dejamos que todo ese patrimonio (más o menos valioso, cosa que ya se analizaría) se degrade y destruya, el cambio será aún más lesivo socialmente.

El primer paso ha de ser realizar un inventario con rapidez y urgencia de cuantos bienes ligados a la minería existen en León. Eso se debe hacer desde la Diputación, apoyada en los ayuntamientos, los cuales disponen de forma inmediata de esta información. No se puede tardar ni un mes en hacerlo porque el tiempo juega en contra de los pueblos, de la Diputación y de todos. Una vez realizado, se debe buscar cómo dar utilidad inmediata a lo que hay. Un ejemplo luminoso es la propuesta de unir Ponferrada con Asturias a través de la carretera de Cerredo, privada y minera. ¿Para qué pueden servir estructuras tan singulares como las chimeneas de las térmicas? ¿Pueden ser miradores, instalaciones para el recreo de aventura, u observatorios meteorológicos u astronómicos? ¿Puede conservarse una térmica como complemento al Museo de la Energía? ¿Cuántos cargaderos de carbón se pueden convertir en aparcamientos para el inicio de rutas verdes? ¿Cuántos pozos se pueden hacer visitables en sus tramos menos costosos de mantener?

El uso de estos bienes tiene que huir de salidas ya trilladas. Por ejemplo, no podemos musealizar la provincia entera a cuenta del patrimonio minero porque eso no va a resolver el problema de empleo. ¿Pero hay yacimientos geológicos dignos de ser explotados? ¿Hay patrimonio natural o histórico olvidado cerca de algún descargadero abandonado? ¿Se pueden regalar naves mineras a nuestras empresas?

Y para actuar rápido hace falta cumplir con la ley, pero dejarse de formalismos. Hay que llamar a quienes pueden dar ideas nuevas, que normalmente están fuera de las zonas afectadas. Desde fuera de un problema siempre se piensa con más perspectiva. La Ciuden, recién replanteada gracias a un cambio de dirección ¿podría contribuir a dar un nuevo rumbo y valor a todo este patrimonio?