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Derretidos y en bermudas

18/06/2022
 Actualizado a 18/06/2022
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Abrasadora como pocas. Así podría describirse esta primavera que en pocos días dará paso al verano. 38º y subiendo, menos mal que llegan las tormentas. Y todo ello nos pilla trabajando y en pleno fin de curso. Recordaremos 2022 como el año del agotamiento.

Debo confesar y confieso que en algún momento tuve la ilusión de que algunos ayuntamientos de León y provincia acelerasen la apertura de las piscinas municipales, dada la calorina, pero duró poco ese destello en mi mente. Pronto pensé: «No lo harán, Marta. Ellos cumplen plazos, así llueva fuego ardiente», por lo que los ciudadanos que no pertenecemos a ningún club social debemos conformarnos con ríos, playas fluviales y sombrina, al menos hasta el 23 de junio, que vaya usted a saber si para entonces el clima seguirá en ascenso o se desplomará como mantequilla.

A la hora de elegir vestuario el calor saca a relucir lo peor de nosotros mismos, y es que estas temperaturas justifican casi cualquier cosa. La cuestión es elegir entre el decoro y el fresquito.

Hace unos días leía una columna del periodista leonés Eduardo Aguirre en la que confesaba su negativa a usar ropa corta a pesar del calor, concretamente renunciaba a las bermudas, porque dado el caso optaría por un kilt escocés. Mi marido opina lo mismo y va más allá: «Antes muerto que en bermudas. Ni jarto de vino enseño pierna». Roquero y antiguo. Ya ven. En este aspecto y en la elección de algunos acordes a la hora de componer música disiento de él, hay hombres a los que el pantalón corto les sienta estupendamente. Y no me refiero solamente a jóvenes. Lo mismo nos sucede a las chicas con los shorts o las minifaldas. A partir de los 40, para no sufrir, donde esté el largo vestido vaporoso campesino y floral que se quite todo lo demás. Hay que agradecerle la idea a Carolina de Mónaco. Intentaremos no perder la compostura, pero llegado el caso, seamos comprensivos, con calor no hay dignidad.
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