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Deprimente parlamentarismo

10/09/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Diariamente nos bombardean noticias edificantes que nos llevan a reflexionar sobre la condición del ser humano en la actual coyuntura sociopolítica que nos toca vivir.

España troceada sigue sin presidente porque no ha recibido el aprobado de la Cámara de Representantes del Pueblo Soberano. Durante este período de tiempo hasta la investidura del político elegido por el Jefe del Estado para conformar un Gobierno estable, no lo ha conseguido.

El Gobierno en funciones no se ha dedicado a representar a todos los españoles que han depositado el voto recientemente.

Los parlamentarios elegidos cobran un buen sueldo para que las Cámaras no funcionen regularmente a pesar de las circunstancias hasta que haya un Gobierno estable.

Sin embargo, el pueblo español ha seguido trabajando a cambio de salarios exiguos, horas de trabajo récord, una presión fiscal a tope y con unos inconvenientes que trata de solucionar porque si no el sueldo no lo percibe a final de mes.

Sin embargo, nuestros prohombres de todas las creencias y colores políticos, siguen percibiendo sus salarios sin hacer el trabajo que le asignó el pueblo que es el que paga al fin y al cabo.

Y… además se hace público por los medios de comunicación y de los conciliábulos secretos, que puede haber nuevas elecciones.

En ese caso ¿se presentará algún partido político que solucione los problemas de las gentes o se incrementará el número de grupúsculos políticos que acuden para ver si solucionan sus problemas personales de ambición y el futuro fácil?

Porque los diputados y senadores actuales se han detenido a pensar un poco, antes de irse de vacaciones, en la solución a alguno de los problemas que tiene planteada la sociedad española:

1.- La desobediencia de todos los colores del independentismo montaraz y la amenaza siempre presente de la unidad de España.

2.- La solución al paro permanente y a la claridad y eficacia con que se deben realizar las cuestiones administrativas de cara a facilitar la vida de las personas.

3.- El peso bárbaro de la cuestión impositiva de ayuntamientos y hacienda sobre el ciudadano de a pie, que ve con asombro como sus herencias desaparecen por la presión fiscal casi confiscatoria.

4.- La violencia familiar que se extiende y no remite y que es utilizada de forma torticera por algunas asociaciones subvencionadas, creando una profunda brecha entre hombres y mujeres en lugar de estudiar la raíz del problema.

5.- La actuación de grupos okupa que amenazan la propiedad y burlan los derechos adquiridos con esfuerzo escudándose en la lentitud de la aplicación de las leyes.

6.- El acoso escolar como resultado de la falta de autoridad que reina en los centros educativos y una reforma de la educación acorde con los tiempos que corren y que siempre fracasa por los intereses partidarios.

7.- La indefensión del ciudadano ante la invasión de la intimidad ofrecida por grupos mediáticos que disfrutan con el enfrentamiento, la discordia y el insulto.

8.- El aumento de ancianos que viven en soledad y que mueren solos sin que la administración tenga un plan de ayuda y asistencia para ellos.

9.- La invasión migratoria debido a la laxitud de las administraciones en la vigilancia y concesión de documentos, permitiendo que los menores vaguen por las ciudades sin control e incrementando la delincuencia.

Así podríamos seguir enumerando ‘trabajitos parlamentarios’ para que el sueldo les rinda, de lo contrario no lo debían percibir hasta que se demuestre que ponen todo el empeño en las soluciones de los problemas apuntados y… por supuesto nada de vacaciones hasta que haya un nuevo Gobierno.

Ser parlamentario, ministro o presidente no es votar y sentarse en el sillón gozando de privilegios, sino gestionar la problemática ciudadana y contribuir a mejorar la sociedad.

Por lo tanto, concluimos que se está desarrollando una decepcionante actuación parlamentaria y un trapicheo político al más alto nivel que sonroja a los españoles de bien y que devalúa la condición humana.
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