20/10/2018
 Actualizado a 19/09/2019
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Estoy convencido de que el deporte es el mejor modo de desconectar del estrés y los problemas del trabajo diario. Para mantenerse en forma es necesario encontrar el equilibrio entre el ejercicio físico y mental. Esto es válido para jóvenes y adultos. Pero para niños de diez a dieciséis años lo considero imprescindible. Los alumnos lo necesitan y lo piden, los padres no sólo no deben oponerse, sino que tendrían que colaborar y luchar por ello y los centros educativos tienen la obligación de facilitarlo.

La definición de este deporte escolar es muy sencilla. Son todas aquellas actividades que, de forma organizada se celebran fuera del programa de la asignatura de Educación Física en los centros escolares y en las que participan muchachos en edad escolar.

Los médicos recomiendan que los niños de Educación Primaria y Secundaria hagan deporte con regularidad porque esto aportará múltiples beneficios para la salud: fortalece la musculatura y las articulaciones, previene enfermedades y mejora nuestra capacidad cardiovascular. Además, estos niños adquieren una mejora en las capacidades motrices y una mayor sociabilidad.

Son evidentes los beneficios del deporte escolar para los alumnos porque fomenta valores educativos, como el respeto, el espíritu de superación, el trabajo en equipo, el juego limpio o el rechazo a cualquier forma de violencia. En cuanto a la competitividad, si bien es recomendable la auto-superación, no creo que a esta edad se deba fomentar un excesivo espíritu competitivo. Los niños en edad escolar deben participar en un plano de igualdad y sin ningún tipo de discriminación.

En los institutos estamos formando a los niños y lo que se aprende en la escuela sirve para su vida de adulto. Practicar deporte durante la etapa escolar ayuda a consolidar el hábito de la actividad física de manera normalizada. Por otra parte, el niño que no hace deporte puede tener una serie de problemas asociados como sobrepeso o sedentarismo. Y en los tiempos que corren existe un serio peligro de adición a los video-juegos.

En León realmente este tema lo tenemos perfectamente solucionado gracias a las escuelas deportivas municipales. Creo que no se está dando a esta actividad municipal la importancia y el reconocimiento que merece. Son unos setenta monitores para entrenar a más de siete mil alumnos. Cada curso, a principios de octubre, todo el equipo de entrenadores del Ayuntamiento pasa por los colegios e institutos reclutando clientes para deportes como ajedrez, atletismo, bádminton, baloncesto, balonmano, escalada, fútbol sala, gimnasia artística y rítmica, hockey, judo, lucha leonesa, orientación, pádel, patinaje, rugby, salvamento y socorrismo, squash, tenis, tenis de mesa o voleibol. Los alumnos pueden elegir entre este amplio abanico y es casi imposible que no haya algo atractivo para cada uno. Lo más corriente es que tengan dificultades para seleccionar sólo uno.

Desde los centros educativos tenemos que agradecer al Ayuntamiento que nos facilite esta tarea como una continuidad de la labor educativa en los centros: Fomentando la práctica de actividades físicas y modalidades deportivas encaminadas a la formación integral de los niños, adquiriendo las competencias motrices básicas y específicas en los distintos deportes y actividades físico-deportivas. Y lo más importante, adquiriendo actitudes y comportamientos positivos y saludables a través de la incorporación de los valores sociales y deportivos en la práctica y competición deportiva.

Por estas fechas nos reuníamos con los entrenadores que iban a trabajar con alumnos del instituto. Era como un mini claustro en el que ajustábamos todos los detalles de lo que considerábamos más importante para los alumnos. En primer lugar, y esto solía ser lo más difícil, compaginar los horarios de entrenamientos porque todos los alumnos están saturados de actividades por la tarde: recuperaciones, conservatorio, escuela de idiomas,… las competiciones siempre los fines de semana.

Acordábamos también unas «normas de saber estar»: dar buena imagen como equipo uniformado y haciendo piña, esfuerzo y lucha en entrenamientos y competiciones, saber ganar o perder con pundonor y nobleza. Se trata de aprovechar las canchas deportivas para seguir educando. En las reuniones de padres de principio de curso, al pasar por las aulas, yo siempre les pedía ayuda. «Es preferible que su hijo llegue a casa el sábado a medio día lleno de golpes, embarrado o triste por haber perdido que haber pasado toda la mañana en la cama con el móvil y sin hacer nada».
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