Depender de terceros

Puede intentarlo en la pequeña tienda de al lado de casa donde siempre han satisfecho buena parte de sus necesidades, en alguno de los grandes almacenes de la capital o a través de las plataformas electrónicas de venta donde parece que siempre hay de todo y que es más barato aunque al final la realidad sea bien distinta. La respuesta a su interés por adquirir un electrodoméstico concreto será siempre la misma aunque con distintas maneras de formularlo: «no disponible», «agotado temporalmente» o «sin existencias».

Lavadoras, frigoríficos y vitrocerámicas, teléfonos móviles y ordenadores, televisiones y equipos de sonido, juguetes con componentes electrónicos, aparatos médicos y coches llevan escondidos en su interior minúsculos microprocesadores sin los cuales estos dispositivos no funcionan. Y en un escenario de teletrabajo y de reclusión en casa condicionados por la pandemia de los últimos meses, cada vez más dependientes de la tecnología, el ritmo al que se fabrican estos chips se ha quedado muy por debajo de la demanda.

Y ¿de dónde vienen estos componentes? Ya le adelanto que ni del Páramo ni de Ponferrada pero tampoco se fabrican semiconductores en Andalucía ni en Bilbao porque fuimos incapaces de mantener el negocio de manufacturas generado durante la revolución industrial, aún más torpes al pensar que todo lo que viene de fuera es mejor que lo propio y necios del todo al consentir que el potencial intelectual y la capacidad inversora de España se fueran a otro sitio.

La falta de chips en la industria no sólo ha provocado problemas en millones de personas que viven frente a las pantallas o a quienes desean adquirir una televisión nueva o estrenar un coche. La falta de suministro de millones de productos y la amenaza de escasez para los próximos meses no solo ha generado ya miles de millones en pérdidas, convirtiéndose en una piedra en el zapato de la recuperación, sino que debería hacernos pensar hasta qué punto estamos dispuestos a seguir dependiendo de terceros pensando en las bondades de la globalización.