Delafuu, el policía del flow

Pablo de la Fuente se ha convertido en la sensación del mundo del rap, pura artesanía de la rima, haciendo las bases con una aplicación de su teléfono, con la ayuda de sus amigos para producir sus temas y sus vídeos y con número cada vez más creciente de seguidores en las redes sociales

David Rubio
30/08/2020
 Actualizado a 30/08/2020
delafuu-29820.jpg
delafuu-29820.jpg
A falta de verbenas, con sus correspondientes canciones del verano y sus estribillos inevitablemente pegadizos, en las calles de Vegas del Condado se habla en esta época en verso, rimas que viajan de boca en boca y que se pueden adaptar prácticamente a cualquier conversación. «Al final conseguimos salir a flote y sea como sea nos montamos en el bote», bromea uno a la puerta del bar. Por allí pasa un chico tímido, al que a veces parece que la da vergüenza hasta sonreír, conocido hasta hace poco tiempo simplemente como «el nieto de Miros» y hoy como Delafuu, el apodo con el que ha conseguido convertirse en la sensación musical del verano. Camina por las calles del pueblo buscando un lugar tranquilo donde poder hacer la entrevista, que le tiene nervioso desde hace días, y la verdad es que no resulta fácil. Por las cuatro esquinas hay chavales que al verle le saludan. «¡Delafuu, cántate ‘Noche de parranda’!», le gritan al verle un grupo de púberes que pasan la tarde mirando sus móviles a la sombra de los chopos, en referencia a uno de sus temas más celebrados. «Es que son de aquí y del pueblo de al lado y por eso me conocen. A veces me piden hasta fotos», dice él como excusándose. Pero pasa un ciclista al que no conoce de nada y le grita «¡Ese Delafuu, grande!».

En su perfil de Twitter se define como «policía del flow», el guardián del gran tesoro que desean todos los raperos. Se llama Pablo de la Fuente, tiene 19 años, acaba de terminar 2º de bachilletato («gracias al coronavirus», confiesa entre risas) y descubrió el rap hace solo dos años. Un día pidió a sus seguidores en Instagram que le recomendaran canciones y así escuchó por primera vez a La Cantera, un grupo de Barcelona que le metió el gusanillo de la música urbana: «Me dije, si estos tipos pueden, ¿por qué yo no?». Y empezó a rapear. Pura artesanía de la rima. Hace las bases con una aplicación del móvil, piensa el tema al que quiere dedicar la canción, elige una palabra, le busca otras que rimen y luego encaja las frases. Estribillos y estrofas se van sucediendo entre mil y una aventuras, reflexiones, anécdotas de su propia vida y hasta consejos para sus seguidores más jóvenes.

«Puede parecer de locos, pero la verdad es que tengo ganas de empezar a ir a clase», asegura este joven rapero que se ha decantado este próximo e incierto curso por un ciclo de audiovisuales, «para poder hacer mejores vídeos». Son su principal herramienta. Como las canciones, la elaboración de esos vídeos es prácticamente artesanal, aunque asegura que con la ayuda de Guinchuu, uno de sus amigos, ha evolucionado en la producción, tanto de los vídeos como de los audios. Sus redes sociales, en especial su canal de YouTube, crece poco a poco en cuanto a seguidores, gracias a la implicación de muchos de sus colegas, que le animan a seguir con su trayectoria musical y mueven sus letras por diferentes foros.

«Escribo cuando me da la venada, casi siempre de madrugada, si no puedo dormir, pero otras veces me paso el día entero pensando en letras», reconoce De la Fuente a.k.a. Delafuu, que nunca antes se había enfrentado al folio en blanco pero confiesa que siempre se le dio bien la Literatura, que le encantaba estudiar la obra de algunos escritores y que eso le servía para aprobar la asignatura, compensando lo mal que se le daba la parte de Lengua. Hoy algunos de sus profesores fliparían al verle rapear, buscando rimas, trazando metáforas y queriendo dejar huella en todos los que le escuchan.
Lo más leído