Del sueño de Lazurtegui y la MSP a la actualidad

Grupo de Patrimonio Minero, industrial y arqueológico del Noroeste Ibérico
31/10/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Parte de la muestra en Ponferrada que homenajea el centenario de MSP. | ICAL
Parte de la muestra en Ponferrada que homenajea el centenario de MSP. | ICAL
Hace ahora cien años, seis personas se citaban en la notaría de Don Dimas Adánez Horcajuelo, situada en la calle Alcalá de Madrid. Se trataba de los hermanos Ussía y Cubas, José Luis y Francisco, Juan María Landaluce, Francisco Arana y los hermanos Ortiz Muriel, José y Pedro, éste último, además, representante en aquella cita de José Luis de Villabaso. No eran personajes cualquiera. Eran miembros preeminentes de la élite financiera e industrial madrileña y vizcaína, relevantes actores del incipiente tejido empresarial que se iba constituyendo en la España de principios del siglo XX, animados por un contexto económico favorable.

¿Qué unió a estos personajes para acudir a Madrid aquel 31 de octubre de 1918? Fundamentalmente poner en marcha un sueño, una visión idealizada de otro emprendedor, el ingeniero y empresario bilbaíno Julio de Lazurtegui González que, tras muchos estudios y experiencias, sostenía que el noroeste ibérico y, en especial, el Bierzo, albergaba una nueva Vizcaya, un lugar lleno de recursos mineros y posibilidades estratégicas para la economía y el progreso nacional, sin parangón en la Península Ibérica, lugar en el que sólo los hombres de negocio vizcaínos «los más prácticos de España»-sostenía Lazurtegui- serían capaces de ‘movilizar’ sus riquezas.

Para poner en marcha el sueño de Lazurtegui, las personas citadas constituyeron aquel día y en aquella notaría madrileña la Minero Siderúrgica de Ponferrada S.A., la MSP, una empresa que contribuiría a transformar decisivamente el tejido económico, social, demográfico, espacial, cultural, incluso la mentalidad de los habitantes de las comarcas del Bierzo y de Laciana durante el resto del siglo XX.Sería debatible si el recorrido empresarial de la MSP se fue desligando paulatinamente del sueño de Lazurtegui o no. Pero lo que resulta un hecho histórico poco discutible es su importancia capital en el desarrollo industrial y económico de estas comarcas y en la transformación urbana de Ponferrada o Villablino. Su impacto se percibió con gran intensidad en la vida de los pueblos mineros bercianos y lacianiegos, y no solo en ellos: no se entendería la historia de la provincia de León en el siglo XX sin la MSP, empresa minera que llegó a ser, por volumen de negocio, la empresa minera privada más importante de España.

Hoy, un siglo después de aquella firma comienza a ser el momento en el que, del recuerdo, de la nostalgia, de la memoria, elementos necesarios en toda conmemoración, pasemos al análisis, a la explicación histórica de lo ocurrido, con sus innegables luces y sus evidentes sombras. Obligación social que debería contener un homenaje sincero a los hombres y mujeres que trabajaron en la MSP, en las empresas mineras y auxiliares que nacieron tras ella que forman, con todo su entorno, nuestros antecedentes más directos.

A esta labor analítica se debería sumar la importancia de valorar los testimonios, los documentos, las infraestructuras, en vez de destruirlos; la de conservar las fotografías de nuestros padres y abuelos, de nuestras ciudades y pueblos, en vez de olvidarlas; la de respetar los vestigios materiales, hoy patrimonio generado por la actividad minera y ferroviaria, parte inseparable de nuestro paisaje que estamos obligados a entregar en las mejores condiciones a los que nos sucedan de la misma manera que se pretende hacer con el patrimonio generado en otros momentos históricos y no a asistir insensibles a su degradación y pérdida lo que ocurre, honrosísimas excepciones aparte, con demasiada frecuencia entre la desidia general que no valora el patrimonio minero e industrial como algo propio y digno de preservar. Sin embargo, es evidente que, si no cuidamos e interpretamos correctamente los vestigios de la reciente actividad minera y ferroviaria, no podremos entender lo ocurrido en este último siglo en nuestra tierra, por hablar en términos locales, y nos comprenderíamos bastante peor a nosotros mismos, sus actuales habitantes.

La exposición sobre la emblemática figura de Lazurtegui, la historia de la MSP y el ferrocarril Ponferrada-Villablino que se encuentra abierta en la Sala Julio de Lazurtegui del Museo de Ferrocarril de Ponferrada, las historias de vida de la MSP que tienen lugar en el Museo de la Energía, las jornadas divulgativas y académicas que se celebran estos días en el Centro Asociado de la UNED en Ponferrada y en la Casa de la Cultura de Villablino son actividades organizadas por el Grupo de Patrimonio Minero, industrial y arqueológico del Noroeste Ibérico en el que, además de la propia UNED y la ULE, está involucrado el Instituto de Estudios Bercianos y al que se van incorporando expertos de distintas ramas del conocimiento y técnicos en patrimonio de gran capacidad y talento.

En todas las actividades colaboran los ayuntamientos de Ponferrada y Villablino, la Diputación provincial y Asociaciones como la cultural ferroviaria berciana y la de amigos de Sierra Pambley. Se trata de actividades conmemorativas pero su objetivo final es contribuir a la explicación histórica y, fundamentalmente, a la concienciación de la sociedad berciana y lacianiega sobre su pasado minero y ferroviario más reciente, el patrimonio generado, su puesta en valor y utilización como elemento para el desarrollo de estos territorios.
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