Y si miras este mismo periódico hoy, en el suplemento dedicado a ella, impera el color, se habla poco o nada de recogimiento y sí mucho de su condición de estar declarada de Interés Turístico Internacional. Hace tres días, en una entrevista con Héctor Luis Suárez Pérez, gran conocedor y divulgador de la Semana Santa leonesa, nos dejaba un titular muy esclarecedor cuando pedía que "que la irrupción del turismo no la convierta jamás en una especie de Disney World".
Se podríadecirque es el viaje del recogimiento al reconocimiento, del blanco y negro al color, de una forma de contar a otra. ¿Qué ha ocurrido? Pues que han pasado 50 años, para todo y para todos, aunque tantas veces el problema surge con la forma de mirar, con observar las fotos de ayer con los ojos de hoy.
Le ha ocurrido a Fernando Rubio al colgar las imágenes de la procesión del Viernes de Dolores, y donde él recuerda una imagen del ya apuntado recogimiento u otro internauta habla de una "sencilla, expresión de religiosidad popular" no les faltó quien "casi le increpe, o sin casi» y vea algo bien diferente: "Vidas en gris, rostros temerosos rancias costumbres".
También hay una postura intermedia, quien analiza los cambios que han ido llegando en estos 50 años que nos separan de las fotografías de Fernando Rubio: "Habrá algunos que se escandalicen, pero la degeneración que ha padecido la Semana Santa en los últimos treinta años, a mí se me asemeja a otro evento como el carnaval. Aquella tradición de nuestra Semana Santa se ha perdido por completo: aplausos al bailar los pasos, elementos importados de otras regiones, mucha competencia entre cofradías por el porrom pon pon y tarari ti ti. Y podría seguir, pero prefiero escuchar la Pasión de San Juan de Bach".

Todos los caminos conducen a una forma de verla. Por cierto, el fotógrafo, agnóstico para más señas, explica: "Tenía, tengo y tendré la satisfacción de haber reflejado de manera precisa la realidad que fotografiaba. Lo que a ti te parecen rostros temerosos, a mi fervor religioso. Lo que a ti te parecen rancias costumbres, a mi costumbres tan respetadas y valiosas que se han mantenido hasta nuestros días»"
Y reconoce, ahora que vive en la distancia, la nostalgia de esas respetadas costumbres de la Semana Santa, que no solo son las procesiones pues, me cuenta: "Mataré unos cuantos judíos (entiéndase la expresión en leonés) en tu honor de la limonada que yo preparo todos los años. Aquí mantenemos todas las tradiciones de nuestra tierra natal. No falta el bacalao, el bonito en escabeche, los huevos duros y el lechazo en pascua, y de postre ricas torrijas o leche frita".
Son muchas historias en una. Es un viaje de medio siglo en imágenes. Son recuerdos particulares y colectivos. Son miradas, como no podía ser de otra manera, del color del cristal a través de imágenes de las tres procesiones ‘centrales’ que hasta el día de hoy se ha celebrado: la del Viernes de Dolores, las palmas del Domingo de Ramos y un espacio para los que siempre tienen los mejores recuerdos, los niños que "estudian para papones".
Si después lo han sido, o no, ya es otra historia muy diferente.