Del miedo a la responsabilidad

Por mucho que las excepciones sean las que muchas veces se recuerden, en un altísimo porcentaje el comportamiento de los leoneses ha sido ejemplar durante todo el confinamiento. Más allá de ‘cuatro gatos’, durante los diferentes pasos se ha visto cómo las conductas eran las adecuadas y cómo se remaba en la misma dirección para salir de esta crisis.

Sin embargo, en plena pandemia todo era algo más sencillo. La verdadera dificultad llegará ahora. No sólo en las primeras semanas en las que se intente ir recuperando la normalidad, más bien en los próximos meses, porque el riesgo de rebrote va a estar muy presente por desgracia durante bastante tiempo en el horizonte.

Hasta ahora lo que funcionaba era el miedo. Por ver las dramáticas cifras de fallecimientos, por escuchar cómo lo pasaban gran parte de los pacientes, porque el nivel de contagios llegó al punto de que prácticamente todo el mundo conocía a alguien que lo tuviera o hubiera pasado. Y cuando lo vemos tan cerca, el instinto de protección, aunque sólo sea por el egoismo de querer evitar algo tan presente, funciona a la perfección.

Sin embargo, si todo va bien y no hay pronto una marcha atrás, en unos meses quedará más lejano y el miedo tendrá que dejar paso a la responsabilidad de cada uno. Hay que intentar volver a recuperar nuestro día a día, obvio, pero no se pueden dejar de lado determinadas medidas de protección.

El domingo debatíamos en la redacción sobre si por ejemplo en dos o tres meses la gente seguirá cumpliendo con las mascarillas o ya lo verá lejano y se habrá olvidado. Si sirvieran para protegerse uno mismo, habría pocas dudas. Al ser más útiles para proteger a los demás... puede haber más, aunque yo soy de los que creo que será tan difícil olvidar estos dos últimos meses que sí se se seguirá cumpliendo. Quizá incluso se convierta en una buena costumbre, que ya tienen otros países, el llevarlas cuando una persona esté enferma, aunque sea de una gripe común y no del temido Covid.

Superar, pero no olvidar. Reconstruir, pero haciendo lo posible para que los cimientos no vuelvan a temblar. Ese es el reto que tenemos por delante.