Angel Suárez 2024

Del libro y su circunstancia

21/05/2017
 Actualizado a 19/09/2019
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Una feria del libro puede ser simplemente un mercado callejero de bestsellers, una ocasión para que las librerías de la ciudad puedan exponer sus escaparates fuera de su lugar habitual, en un entorno en el que los descuentos y la presencia de algunos autores estrella modifiquen el itinerario habitual del paseo dominguero por la calle Ancha y hagan que el librero tenga su pequeño día de San Valentín.

Pero no tiene por qué limitarse a eso, también puede ser un espacio de promoción de la cultura, una ocasión para mostrar el universo inabarcable que ofrece a una sociedad cada vez más aburrida de sí misma. Que el libro sea el epicentro de ese universo no significa tenga que cerrarse en sí mismo, al contrario, la alergia a la lectura se cura abriendo sus páginas y sacando a la luz su música y su color. Por suerte, y gracias al Primer Ciclo de Editores Emergentes, la feria que este año hemos vivido en León ha sido de esta segunda clase.

El Primer Ciclo de Editores Emergentes no ha sido un mero encuentro de bibliófilos y aventureros. Hemos podido ver y escuchar a escritores leoneses como el columnista de este medio Óscar M. Prieto, como Aníbal Vega o Juan Carlos Pajares, a ilustradores como Ramón López Cotelo, a músicos como Nani Castañeda, a fotógrafos como Mary Wilson o Paco Gómez, a investigadores como Luis Argeo, a autores inclasificables como Ibán Petit o Felipe Cabrerizo. Tienen en común que casi ninguno de ellos puede relacionarse exclusivamente con el libro, porque además de escribir, componen, tocan, dibujan, interpretan, fotografían y editan. Gracias, una vez más, a Alejandro Díez y a Héctor Escobar, el gran éxito del Ciclo ha sido que además de oírles hemos podido verles en acción, explicando su fotografía, tocando su música o enseñando a los niños cómo se convierte uno en ilustrador, todo ello en un entorno en el que las exposiciones, las presentaciones de libros, los talleres, las proyecciones o las sesiones de DJ pudieron disfrutarse tomando una cerveza.

La cultura es posiblemente el principal valor que puede ofrecer León, ciudad que sin embargo ha vivido este año el fin de una editorial, Everest, que durante décadas fue uno de sus motores. El que la feria del libro de este año haya vivido una nueva explosión gracias precisamente a pequeñas editoriales jóvenes e independientes, algunas de las cuales, como Chelsea o Eolas, son íntegramente leonesas, arroja una pequeña luz de esperanza que las instituciones deberían esforzarse por preservar y amplificar. Ojalá lo entendiesen.
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