Del garañón queda la gala

El origen de la Feria de Febrero de Valencia de Don Juan fue un mercado de burros, pues el sur de León fue el epicentro de su cría hace más de un siglo

T. Giganto
17/02/2022
 Actualizado a 17/02/2022
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El burro zamorano-leonés volvió en 2020 a la Feria de Febrero y lo hizo para quedarse. La excusa de su retorno fue la celebración del centenario de una muestra cuyo pasado no se entendería sin estos animales, pues fueron la tracción del campo antes de que llegara la maquinaria agrícola a mediados del siglo pasado. Tras el éxito de su regreso, vuelven este año para consolidar un concurso de ejemplares de la raza zamorano-leonesa gracias al que el sur de León vuelve a hacer gala de haber sido el epicentro de la cría de garañones hace un siglo.

Fue en 1920 cuando arrancó lo que hoy conocemos como Feria de Febrero. Era aquella una cita de carácter ganadero en la que se realizaba un concurso de los mejores ejemplares de reses vacunas, ovinas, equinas o asnales. De entre todas las especies, la feria acabó por destacar por reunir a los más sobresalientes burros de raza zamorano-leonesa puesto que el sur de la provincia era uno de los principales centros de cría del garañón. «El garañón es una subpoblación de la raza que se encontraba principalmente en el sur de León y el norte de Zamora, concretamente en el triángulo de Valderas, Valencia de Don Juan y Benavente», explica Jesús de Gabriel, secretario técnico de Aszal. Este asno se caracterizaba por ser de mayor tamaño, por lo que era empleado para cubrir yeguas y sacar así mulas, un animal robusto y muy propicio para las tareas del campo. «Con ello se generó una auténtica industria mulatera y supuso una auténtica revolución ya que la mula es más rápida que la vaca y el buey y muy versátil», incide Jesús de Gabriel, que apunta a la segunda mitad de la década de los 50 del pasado siglo como el inicio de su declive al irrumpir en el mercado la maquinaria agrícola.

Aszal (Asociación Nacional de Criadores de Raza Asnal Zamorano-Leonesa) trabaja ahora por la pervivencia de la raza de estos burros de modo que a día de hoy tienen inscritos en el árbol genealógico alrededor de 1.600 ejemplares de los cuales más de 200 se crían en León al amparo de unos 25 o 30 criadores. «El dato más importante es el del número de nacimientos de la raza y es que en 2021 nacieron alrededor de 91 crías de burro zamorano-leonés», explica De Gabriel en base a los datos de Aszal.

Es esta asociación la que está detrás del certamen que este sábado se celebrará a las 12:00 horas en el auditorio del castillo de Valencia de Don Juan, un evento que congregará a una veintena de cabezas de burros entre los que habrá garañones y hembras con cría. «Con esto queremos darle la importancia que tienen los ganaderos de León porque se merecen una feria y explicar su actividad, porque a la población le gusta saber lo que ha ocurrido y lo importante que han sido estos burros para el desarrollo de su comarca», expone Jesús de Gabriel.

Por ello aprovecharán el certamen de este sábado para explicar las cualidades del burro zamorano-leonés que tan importante fue para Valencia de Don Juan y su comarca. «También explicaremos los nuevos usos del burro, que no solo son el turismo o hacer cría de mulas, sino también el desbroce, la protección de rebaños con burros frente al lobo y algún proyecto que estamos desarrollando desde Aszal que se basa en el ordeño de burras para utilizar su leche con fines cosméticos y de elaboración de quesos», señala De Gabriel.

«Hay un esfuerzo evidente por conservar una raza que es un patrimonio genético de las razas autóctonas y lo que se pretende es conservar vivos a los animales en su propio medio. Antes eran ganaderos tradicionales los que se encargaban de los, hombres que por edad han ido dejándolo porque esa población ha envejecido», dice Jesús de Gabriel quien, a pesar de la falta de relevo generacional, se enorgullece de que en León haya criadores jóvenes que siguen tirando de la raza.

En dos días los alrededores del castillo de Valencia de Don Juan se convertirán en una improvisada pasarela de estos animales que tan preciados han sido para el trabajo en el campo de aquellos labradores de vida sacrificada que hicieron de la tierra su medio de vida. Coyantinos y visitantes podrán así contemplar las características de estos animales que son especiales por sus características morfológicas. «Destacan por su corpulencia, su tamaño, su carácter afable y tranquilo, y lo más llamativo es la gran cantidad de lana que tienen y que les permite mantenerse en el medio. Por ello, son especialmente bonitos», explica Jesús de Gabriel. Desde Aszal se muestran satisfechos de que el sur de León vuelva estar en el calendario de las citas especiales de una raza que labró un pasado que hoy está repleto de futuro.
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