Del atletismo a la élite del rugby español

La leonesa Sidorella Bracic llegó a ser quinta en lanzamiento de peso en un Nacional absoluto, cambió de deporte hace 6 años y ahora es fija con España y juega en la máxima categoría

Jesús Coca Aguilera
07/01/2022
 Actualizado a 07/01/2022
Sidorella, con el oval durante un encuentro de rugby con el Pozuelo. | ALBERTO SEGADE
Sidorella, con el oval durante un encuentro de rugby con el Pozuelo. | ALBERTO SEGADE
Hace siete años, en febrero de 2015, una leonesa llamada Sidorella Bracic conseguía con sólo 21 años acabar quinta en el lanzamiento de peso del Campeonato de España absoluto. Una semana atrás había logrado en el Promesa la medalla de plata, uno de los muchos metales que se colgó en esa disciplina en los Nacionales de categorías inferiores. Sin embargo, una grave lesión acabó conduciéndole hacia un cambio de vida y de deporte.

Un día, haciendo un test de pesas, las muñecas se le doblaron y se dañó las partes blandas, lo que le tuvo varios meses en el dique seco. Y aunque, si bien le llevó tiempo, recuperó por completo, le dio tiempo para pensar. «Fue un punto de inflexión», reconoce la leonesa, que asegura que en ese periodo «me replanteé las cosas. Invertía muchísimo tiempo a la semana, entrenaba casi cuatro horas y media durante seis días, y luego he sido siempre muy competitiva, me gusta ganar hasta a las chapas, y era muy consciente de hasta dónde podía llegar, que a nivel nacional bien pero yo quería ser internacional, así que me di cuenta de que necesitaba un cambio».

Y lo encontró en un deporte que hasta entonces nunca había practicado: el rugby: «Entre una profesora, Olga, que había sido jugadora, y varias compañeras de carrera que jugaban, me animaban a apuntarme. Y cuando acabé la temporada de atletismo lo hice para probar, con el ánimo de disfrutar del deporte y de pasármelo bien, de tener un apoyo en el equipo en contraposición al atletismo que al final al ser individual a veces te sientes muy solo y tras la lesión sentía que necesitaba compañerismo».

Una grave lesión supuso «el punto de inflexión que me hizo replantearme las cosas, vi que necesitaba un cambio» Sin embargo, pronto pasó a ser más que un hobby: «Me gustó más de lo que creía. Al inicio me costó, tiene muchísimas normas y sobre todo esa idea de que el balón tiene que ir para atrás, cuando yo lo que quería era avanzar, me costó cogerla, pero en cuanto lo fui dominando me enganché y, con esa competitividad que tengo dentro, pasé a querer ganarlo todo, jugarlo todo, ser lo mejor posible...».

Pero, si una grave lesión acabó cerrando su etapa más centrada en el atletismo, otra le dio la bienvenida en el rugby. «Al cuarto partido que jugaba, en una acción me rompí el tobillo y tuve que estar ocho meses de baja», cuenta una Sidorella Bracic que pese a ello nunca pensó en dejarlo o volver a su antigua disciplina: «Me quedaban ganas, había visto cómo podía dárseme y quería ver hasta dónde podía llegar».

«El rugby me enganchó. Al 4º partido me rompí el tobillo y no dudé en volver, quería ver hasta dónde podía llegar» Se mantuvo en el Rugby El Albeitar y a su vuelta empezó su crecimiento hacia un techo que estaba más alto de lo que creía... y que aún no ha alcanzado. «Iba pillando las cosas rápido, quizá yo no tengo ese talento innato o esa genética, pero con constancia y trabajo es como he conseguido todo lo que me he propuesto, y empecé a mejorar», recuerda una Sidorella Bracic que en su primer año en el rugby ya empezó a ir con la selección de Castilla y León, y que en un torneo en 2018 tuvo un encuentro que acabó cambiándole su vida.

«Fuimos a las Series Nacionales de Seven y, al acabar un partido, estaba hablando con mi entrenador Irene Schiavon, que ha sido internacional muchísimas veces y es una leyenda, y al pasar me dijo: ‘mira, esta va a ser la nueva pilier del Olimpico de Pozuelo’. Me lo estuvo diciendo todo ese campeonato y al principio pensé que me vacilaba, pero tras el último partido me dijo que lo que me decía no era broma, que se me daba bien y tenía el físico necesario, que podía jugar en División de Honor que era la máxima categoría y tenía lo que había que tener para llegar a la selección, pero que para ello tenía que irme a jugar a Madrid, para que me vieran, me siguieran y conocieran».

«Quizá no tenga ese talento innato, pero con constancia y trabajo he conseguido todo lo que me he propuesto» Y así, después de las lógicas dudas y de darle muchas vueltas a la cabeza, acabó fichando por un Pozuelo en el que cumple ya su tercera temporada. Dejó de entrenar a atletismo, si bien no dejó de practicarlo pues si sus partidos se lo permiten sigue compitiendo con el Sprint León en la liga de clubes, «para echar una mano que les viene bien en el peso», y se convirtió en una ‘falsa profesional’ del rugby, militando en uno de los clubes de la zona alta de Primera, con entrenos de mañana y tarde durante la semana, pero sin poder vivir de ello.

«Lo tienes que compaginar con un trabajo, son contadas las jugadoras de la liga que cobran», reconoce Sidorella, que tiene acabada la carrera de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte ycuenta con un Máster en Entrenamiento y Rendimiento, pero que «con mis horarios y los partidos no puedo tener un trabajo normal, he estado de monitora de patio, comedor o actividades extraescolares, y ahora empecé la carrera de Fisioterapia, todo gracias al apoyo de mis padres que es lo que me lo permite y que se han volcado conmigo».

Lleva 4 años en el Pozuelo, 4º en Primera. Debutó con España en 2021... en la final del Europeo, que ganaron Y así, con esa ayuda que le permite centrarse en el rugby, fue mejorando y lo que parecía un sueño, esa posible llamada de España, llegó en el mejor momento: «En noviembre de 2020 fui por primera vez a una concentración de la selección española. Y cuando llegó el Campeonato de Europa no estaba en la convocatoriainicial, pero el entrenador me dijo que estuviese prevenida porque estaba en la lista B y podía acabar llamándome».

Así sería. Justo tras el primer partido contra Rusia, hubo un problema y llegó la llamada: «Fue mucho estrés. Me dijo que tenía que irme a Guadalajara, yo estaba en León y tenía que ir a por las cosas a Madrid, porque no sabía si me iba a quedar una semana o tres», relata Sidorella, que acabó viviendo su debut como internacional... en la final del Europeo, que acabó además con el triunfo de España: «Bromeaban las compañeras conmigo de que sería uno de los mejores estrenos de la historia y vamos, seguro que sí, han sido los 20 minutos mejor amortizados, no los olvidaré».

Desde entonces no ha salido de la órbita de la selección, con quien estuvo presente en la fase de clasificación para el Mundial, aunque de relevo y sin un papel principal, algo que se pone el reto de cambiar. «Digamos que de normal van seis pilieres convocadas y yo soy la 7 u 8. Pero bueno, por ejemplo en esos partidos la gente me decía que si no era duro irme un mes y no entrar en ninguno, pero les digo que no, que es momento de aprender y un lujo estar con esas compañeras», relata laleonesa, que reconoce que su objetivo a corto plazo «es ser la mejor jugadora de rugby que pueda ser, ir ganando peso en la selección y que llegue mi momento», y a largo piensa «en estar en un Mundial, que es la máxima competición ya que en los Juegos Olímpicos está el rugby a siete, yo al que juego es a quince».

Un reto que no está tan lejos para Sidorella, que de momento busca el ‘playoff’ por el título con el Pozuelo, pues lo juegan los cuatro primeros y ahora mismo van cuartas, y que ha pasado las navidades en un León «que echo mucho de menos y a donde siempre que puedo me escapo».

A sus 28 años, pero con sólo seis en el deporte del balón oval, está en pleno proceso de mejora y crecimiento. Y desde luego, ya confirmada entre las mejores jugadoras del país tras su gran viaje de gran promesa del atletismo a la élite del rugby español.
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