El arte barroco y el contemporáneo astorgano se dan la mano en la nueva edición de la exposición de Las Edades del Hombre que se celebrará hasta el mes de noviembre en la localidad zamorana de Toro, con el título de ‘Aqva’. La ciudad de Astorga, y más concretamente el Obispado, cederá para la ocasión dos piezas. La primera es una talla en madera policromada que representa la imagen de Juan Bautista. La obra data de entre los años 1655-1660 y se le atribuye a uno de los mayores exponentes de la escultura barroca gallega: Mateo de Prado. La imagen forma parte de un retablo de la Catedral de Astorga, pero durante estos meses compartirá espacio en Toro con otro centenar de representaciones artísticas, patrimoniales y culturales como la ‘A nena’; la segunda obra astorgana, de tendencia más contemporánea (1980). Se trata de un óleo sobre tabla, expuesto en el Museo de los Caminos, realizado por Julio A. Fernández Argüelles. Este artista, no de profesión, nació en Astorga en 1923 y, a pesar de cursar estudios de náutica y llegar a ocupar el cargo de director de lo que hoy se conoce como la Escuela Superior de Marina, una vez jubilado se entrega íntegramente a la pintura llegando a alcanzar gran prestigio nacional e internacional. Estas dos piezas cumplen el objetivo del motivo de la muestra en esta edición, que este año es el agua como un elemento de un importante simbolismo, según destacó José María Vicente, del departamento de Arte de la Fundación de Las Edades del Hombre, durante la presentación del evento en Astorga, en la que estuvo acompañado por el ecónomo Víctor M. Murias y el delegado territorial de la Junta de Castilla y León, Guillermo García.Con estas dos piezas artísticas, Astorga estará presente en la nueva edición de la muestra ‘Aqva’, que estará dividida en seis capítulos, ubicados entre la Real Colegiata de Santa María La Mayor y la iglesia del Santo Sepulcro de Toro.
Y así, en marcha la vigésimo primera edición de las Edades del Hombre, un proyecto que nació en 1988 en Valladolid, con la idea de proteger, difundir y promocionar el arte sacro de Castilla y León, y que tres décadas después se ha erigido como un referente a nivel no sólo nacional, sino internacional. Una exposición que pretende dar cobertura a cualquier tipo de representación artística que entronque con el motivo de la edición, en un entorno que une los movimientos artísticos de la historia.