Decoración reciclada para llevar la Navidad a la España Vaciada

Los vecinos de Toralino de la Vega se han reunido para vestir de gala al municipio de menos de 60 habitantes

Clara Nuño
13/12/2022
 Actualizado a 13/12/2022
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En un pueblo, los bares son los centros de reunión por excelencia. Instituciones no oficiales donde, además de la compañía que puede ofrecer un chato de vino, se busca el calor de los demás. Una aldea sin taberna es un municipio al borde del abandono, y Toralino de la Vega por no tener, no tiene donde echar la tarde. O casi. Cuenta con una suerte de centro social donde se reúnen los 35 residentes habituales. En verano, dicen, pueden llegar a sobrepasar la centena.

“Internet te dirá que son 60 los censados, pero aquí el invierno lo pasa la mitad”, explica en declaraciones a este diario el leonés Yeray Morán, quien hace años que vive en Vitoria. “La gente que queda es muy mayor, los demás nos hemos ido y volvemos en vacaciones y fechas señaladas”, continúa. Jóvenes, dice, hay dos. En concreto un par de adolescentes de 16 y 11 años con las ganas de escapar y comerse el mundo que tienen muchos chavales rurales.

Toralino de la Vega, además, no suele engalanarse por Navidad. No porque los residentes no quieran sino porque, como explica Morán, es una pedanía dependiente de Riego de la Vega. “Nunca hacen nada, si se pone algo es por iniciativa de los vecinos”, añade Morán para recordar que en 2021 hubo una primera intentona para decorar el pueblo. Sin embargo, la chispa que prendió las navidades pasadas se ha convertido en llamarada gracias a dos inventos ajenos: Whastapp y una fiesta extranjera -que cada año es más propia-, Halloween.

Internet para reavivar el arraigo


“Halloween fue fantástico, se creó un grupo de whatsapp con todos los que estamos fuera para hacer una fiesta y, entonces, decidimos repetir en navidad”, cuenta Morán para indicar que, durante todo noviembre, se han puesto manos a la obra y, de paso, le han dado una nueva vida a tapones, botellas de plástico y otros materiales reutilizables. “Es casi todo reciclado, aunque también tenemos mucha madera”, ríe en alusión a los simpáticos renos que hoy pastan en los parques de Toralino. A su vera, tranquilos, esperan unos reyes magos pintados, preparados para surcar la noche leonesa.

“Queremos que la gente mayor que vive aquí esté ilusionada”, concluye con la esperanza de que, lo que ha comenzado como anécdota, se convierta en tradición.
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