"Deberían haber paralizado el taller, consultar a expertos y pensar qué medidas tomar"

Un ingeniero declara en el juicio por el accidente de 2013 de la HVL que "sabían que había riesgo porque estaban tomando medidas. El día 25 la capa les avisó"

E.F.G. / Ical
20/03/2023
 Actualizado a 20/03/2023
Un momento de la sesión del juicio de este lunes. | ICAL
Un momento de la sesión del juicio de este lunes. | ICAL
La declaración de cuatro técnicos de Minas, funcionarios de la Junta cuando ocurrió el suceso y encargados de elaborar el informe correspondiente, centró este lunes la jornada del juicio que se sigue en León por la muerte de seis trabajadores en el Pozo Emilio de la Hullera Vasco Leonesa el 28 de octubre de 2013.

El ingeniero Abel de Prado comentó que dadas las condiciones de explotación que se daban el la zona afectada por el siniestro considera que "deberían haber paralizado el taller, consultar a expertos y pensar qué medidas debían de tomar". "Había precedentes casi desde que empezó el taller. Los mineros siempre veían hueco hacía atrás y hacia arriba; eso quiere decir que el taller estaba hueco. Todos declaraban eso", manifestó, y recordó que "se hizo un culatón en la planta sexta que debería haber ido por el techo de la capa y se hizo por el muro". Añadió que esa acción distanció la galería de arriba del taller, por lo que fue zona virgen pura, sin tener nada encima, hasta el día 23 o 24 de octubre, cuando empezaron a caer tablas y un poste. "La galería de desgasificación estaba desviada, no cumplía su función. El taller discurre en un espacio confinado total, no hay migración de grisú hacia zonas explotadas. Al no tener por dónde salir el gas, tenía que salir por el pase de galería, donde murieron estos pobres", manifestó. A su entender, "jugaron a la ruleta rusa. Lo mismo que cayó en ese relevo podía haber caído en el anterior. O en el fin de semana y hubieran tenido suerte" y añadió que, en su opinión, lo que se incumplió fue la Disposición Interna de Seguridad (DIS) que afecta a la explotación en zona virgen.

El entonces técnico facultativo de la Dirección General de Energía y Minas, Jesús González, comentó que el hecho de que pasaran varios días sin que se lograse el hundimiento del taller la empresa debería haber tomado medidas al respecto. A medida que el hueco aumentaba, dijo, el riesgo era mayor. "El problema era mayor cada vez que se sutiraba y no hundía" reconoció antes de comentar que "nadie" contemplaba que pudiera ocurrir una invasión de grisú de la magnitud que se registró, que dejó el nivel de oxígeno al uno por ciento. "Sabían que había riesgo porque estaban tomando medidas excepcionales. Buscaban el hundimiento y el techo no hundía y el 25 la capa les avisó", dijo sobre el incidente registrado tres días antes de la tragedia, cuando se produjo una subida del nivel de grisú que obligó a que los mineros abandonaran la explotación.

Respecto a cómo se debería haber afrontado la evolución del taller siniestrado, el que fuera jefe de Seguridad Minera del Servicio de Minas de la Junta, que en ese casó actuó como técnico, José Luis García, señaló: "Si soy técnico y me pasa esto, creo que a la cuarta calle, como mucho, me hubiera planteado que eso no iba. Si has hecho todo lo posible para que hunda y no hunde…. Hay que tomar otra medidas". "Todos esos hechos se producen porque no hay una previsión en un proyecto para analizar todo eso que puede producirse y que es previsible que suceda y corregirlo técnicamente", añadió en otro momento la sesión. Sergio Celemín, que era jefe de la Sección de Minas cuando ocurrió el suceso, manifestó a preguntas de los letrados que aunque la empresa adoptaba medidas de prevención, bajo su punto de vista "si había indicios de que salía mucho metano, bóveda y parámetros altos, debieran haberse tomado medidas adicionales para controlarlo. Parar la explotación y ver cómo evoluciona aquello".
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