De vuelta a los pucheros llenos

El Santo Potajero de La Bañeza volvió a congregar este miércoles a sus más de 4.000 devotos para repartir el tradicional menú

Pedro J. Abajo
13/04/2022
 Actualizado a 13/04/2022
| MAURICIO PEÑA
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Aunque muchas familias lo preparan en casa siguiendo la receta centenaria del Santo Potajero, tres años llevaban muchos bañezanos esperando a que la capilla de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad convertida en improvisada cocina abriera de par en par sus puertas para recibir a más cuatro mil almas con hambre de potaje. Como se hacía desde hace siglos hasta el paréntesis de 2020, este Miércoles Santo se volvió a repetir la tradición.

De acto de caridad a fiesta popular. De lo religioso a lo profano. Y de lo social a lo gastronómico. Así es la fiesta del Santo Potajero, en la que cada Semana Santa esta centenaria cofradía de La Bañeza reparte un sencillo menú a base de garbanzos con arroz, bacalao y una naranja como antaño se hacía para los pobres y presos de la cárcel de la ciudad y hoy es una celebración de Interés Turístico Provincial que convierte a esta hermandad en el punto de mira de la gastronomía de la Pasión leonesa.

El ‘pequeño Nazareno’ de poco más de medio metro de altura, que es cantera para los jóvenes cofrades de Angustias y Soledad, ha congregado en torno a la ermita bañezana a miles de personas atraídas por el tradicional potaje que desde hace cuatro siglos se prepara en Semana Santa para repartirlo entre fieles, devotos y autoridades después de haber recibido la bendición del Santo Potajero y de haber oído un sinfín de veces la cantinela que niños y mayores han aprendido y repiten frecuentemente: "Santo Potajero, lléname el puchero; llénamelo más, que está por la mitad".



El menú más famoso de la Semana Santa bañezana se reparte en el transcurso de una fiesta que marca el ecuador de los días de Pasión, llamando la atención fuera de las fronteras locales por ser una tradición que aúna gastronomía, espiritualidad y fervor popular en torno a esta talla que además de por los cofrades de Angustias, ha estado acompañado por el subdelegado del Gobierno en León, Faustino Sánchez, la delegada territorial de la Junta de Castilla y León en funciones, Ester Muñoz, el alcalde bañezano, Javier Carrera, o el portavoz de la oposición, José Miguel Palazuelo, entre otras personas y representantes institucionales.

Una vez más, decenas de personas han estado desde primera hora de la madrugada trabajando en las dependencias de la hermandad, convertida en improvisada cocina, para tener a punto el menú compuesto por garbanzos con arroz y bacalao al ajo arriero, con una naranja para el postre y una pasta como dulce, costeado gracias a las aportaciones de vecinos, devotos, empresas locales y de la propia hermandad penitencial.

Después de la procesión que para muchos niños es la primera ocasión de pujar sobre sus hombros un paso que siempre recordarán con mucho cariño, los 300 kilos de garbanzos y otros cien de arroz, más de 200 kilos de bacalao y otros tantos litros de aceite, ajos, pimentón y sal, entre otros ingredientes como es la experiencia de cuatrocientos años preparando la comida, se repartieron alrededor de cuatro mil raciones cocinadas con cariño y presentadas con bendición divina.
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