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De Varufakis a Iker Casillas

13/07/2015
 Actualizado a 12/09/2019
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La televisión nos ha enseñado a tratar los asuntos de la actualidad a golpe de morbazo mediático. Si pierden esa pulsión, si dejan de tener atractivo en la pantalla, si no generan pollos dialécticos en los debates, o lo que sea eso que ocurre en los platós, dejan de tener el más mínimo atractivo. Por eso, cuando los conflictos se solucionan, o cuando el suflé baja, ahora que estamos en época de suflés, los titulares televisivos desaparecen. Cierto tipo de periodismo se ha contaminado del espectáculo, no hay duda, y ya se sabe que el espectáculo debe continuar. En esta sobremesa en la que el calor invita, más bien, a colocarse bajo la mesa, intento refrescarme con las pistas cada vez menos verdes del Old England Tennis Club: ¿no hay dinero para replantar ese césped, por Dios? Garbiñe es la nueva musa de las otrora verdes praderas. Maravillosa, hasta el punto de hacer perder a Serena incluso su nombre. Sin embargo, la actualidad sigue basculando entre Varufakis e Iker Casillas. Me pregunto qué ocurrirá en lo que resta del mes de julio, ahora que ambos asuntos se desinflan, y se perderán más allá de las tomas de aire acondicionado. Lo que la gente seguía de Grecia con entusiasmo (no voy a decir malsano entusiasmo) era la enconada batalla entre el noliberalismo irrenunciable de los relojeros centroeuropeos y el rojerío ‘trendy’ de Varufakis. Pero Varufakis se ha ido en moto, queridos, y probablemente se habrá pirado camino del Pireo, o esté de incógnito, si ello es posible con semejantes camisas, en alguna casa rural del Peloponeso. Pero por eso debemos estar más atentos, si cabe. ¿Se ha rendido Grecia? Si ha sido así, el morbazo mediático desaparece. A nadie le interesa una negociación técnica, fría, pasada por la licuadora de Merkel. Varufakis cambia de aires, como Casillas. Creo que son los dos nombres del momento, a la espera del juego de tronos, o de cromos, entre Pablo Iglesias y Alberto Garzón, las dos nuevas izquierdas ‘indies’. Eso es lo que se avecina, pero, de momento, en esta sobremesa, sólo el mítico portero del Madrid parece centrar la atención del fin de semana. Florentino le dice adiós, antes de que Casillas le saque de sus ídem. ¿Es la historia de otra rendición? El mito queda en el Bernabéu, y lo que se va a ese puerto de abrigo, que es Porto, parece ser la versión B del que antes fue elevado a los altares, todo vestido de blanco: San Iker. ¿Es ya un ser mortal y rosa? ¿Ha perdido el aura de la divinidad? ¿Le han despojado de la fama de santo milagrero? Varufakis, Casillas: dos descartes en plena canícula. Sic transit gloria mundi.
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