Imagen Juan María García Campal

De un dolor y una risa

01/12/2021
 Actualizado a 01/12/2021
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Del dolor: «Hay mujeres artesanas que, como ella, con su sola presencia ausente, / abren la puerta de las palabras enjauladas», son los versos iniciales del primer poema, ‘Almudena polícroma’, que la poeta Soco Mármol Brís ha dedicado a tu memoria, Almudena.

Hoy, ya más viejo y más dolorido aún, recuerdo mi desacuerdo público contigo, Almudena, en el Congreso de la Fundación Caballero Bonald, 2003, sobre ‘Literatura y sociedad’. Disensión que no te impidió dedicarme con mirada limpia y franca tu ‘Modelos de Mujer’ y cómo, años después, ya entre coincidencias, sonrisas y risas la hermosa edición de tu, ¡ay!, ‘El corazón helado’. Grande en tantas cosas, qué mejor apellido tú podías portar.

No solo abriste las puertas, Almudena, a las ‘palabras enjauladas’, sino también a tanta memoria dolorosamente atesorada y silenciada en tantas familias perdedoras, republicanas o no, de la larga victoria –paz le decían– que con tanto acierto fijó Fernán Gómez en su obra teatral ‘Las bicicletas son para el verano’ y Chávarri en su posterior versión cinematográfica («Pero no ha llegado la paz, Luisito: ha llegado la victoria»). También nos enseñaste, ¡ay!, de un amor, qué amor, y mundo mejores.

Escribe Soco Mármol Brís en su segundo poema, ‘Tendría que morirme’, en tu memoria, Almudena: «No sé cómo será / sentir la soledad del propio tránsito / (eso no; no lo sé) / desde el silencio húmedo y oscuro del fondo de una tumba…» (pueden leerse enteros en su muro de FB). Pero yo sí sé de la desesperanza que supone tu pérdida; de la necesidad que tu ausencia representará para mis pasos hacia tu relectura morosa y deleitada, pasos que me volverán buscador en ella de nuevos ‘alimentos terrenales’. Que la tierra te sea leve, Almudena. Inmensa gratitud por todo y tanto.

De la risa: lo sé, soy una contradicción andante, mas revacunado con muchas dosis de enmienda contra la epidemia de ofendiditos por la menor cosa que nos asola. Por eso, que Pablo Casado venga a León a predicar un «castellanoleonesismo cordial y sensato» lo vuelvo en una más de sus risibles ignorancias o cínicas estulticias. Seguro estaba exultante por volver a ‘Ayusolandia’ a ensogar mordazas y opacar acciones policiales. Policías, algunos, que deben recordar que quién es delincuente lo dictaminan los jueces, no sus uniformes de funcionarios públicos.

Más dolores y alegrías tengo, no crean. Mas, por íntimos, unos y otras quédanse para el alma y, si fuerzas y palabras encuentro, para mi íntimo diario.

¡Salud!, y buena semana hagamos y tengamos.
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