El gol más bello que pueda haber marcado Messi, por hablar de quien aparece escrito en la camiseta, no será jamás ni la mitad de bello que el que está soñando el chaval, que se está imaginando recuperando un balón en defensa, sentando rivales uno tras otro y marcando en el escorzo más inverosímil jamás soñado, imposible para cualquier otro que sea reo de las realidades y no habitante de los sueños.
Ya sé que son ensoñaciones. Pero es que de los sueños de los niños viven las estrellas, se mantiene este chiringuito escandalosamente millonario.Porque si los chavales no creyeran que sus fantasías sólo se pueden cumplir con la camiseta de sus ídolos sus padres no pagarían un pastizal para que la camiseta sea la oficial, porque ésa es la que alimenta los sueños.
Tal vez por ello, porque de sus sueños viven inmoralmente en la opulencia, deberían pensar en estos chavales cuando se insultan en el campo como barriobajeros, cuando lloran por unas perras más víctimas de una codicia inmoral, cuando siempre aparecen escupiendo, cuando se señalan su nombre en la camiseta como si nadie más en el equipo hubiera hecho nada, cuando mienten como bellacos al tirarse sin motivo... justo hoy cuando las televisiones no dejan de pasar las imágenes de unas conocidas figuras de las que también venden sueños en la camiseta, en Francia, en un deplorable espectáculo, que no se merece este chaval.
Ni todos los chavales que en el mundo sueñan.
Tal vez por ello, porque de sus sueños viven inmoralmente en la opulencia, los chavales habrían aprendido algo si los hubieran visto arrimando el hombro en estos días tan complicados que vivimos.
Pero no, ellos creen que era una obligación dejarlos volver a jugar antes que nadie.
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