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De ‘superstar’ a ‘influencer’

21/04/2019
 Actualizado a 12/09/2019
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A pesar de que Scorsese y otros grandes hayan filmado su buena nómina de cintas de temática religiosa judeo-cristiana, no se cuenta entre mis preferidas de cualquier tipo ninguna de ellas. Ni siquiera ‘La vida de Brian’, tanto culto que se le presta.

Muchos de esos mismos directores también han practicado un género, el musical, que tampoco ha colocado ninguna pieza en mi canon cultural particular.

Y luego está cuando tocino y velocidad se unen y sale ‘Jesucristo Superstar’. Título chocante para los que recibimos una educación religiosa que trataba la figura del nazareno de una manera que de tan solemne era intocable, incluso veinte años después de aquel título. Porque lo de ‘Superstar’ debió de escamar a la gente en España, pero eran los 70 y el rock bramaba como bestia cultural con poder subversivo y transformador. O era pura contingencia. Hoy esa capacidad quizá la tengan las redes sociales y entonces pasamos de ‘Superstar’ a ‘Influencer’ y sale del horno contingente un bollo, todavía no llevado al cine, de título ‘33, el musical. La historia del mayor influencer de todos los tiempos’.

Supongo que en estas fechas haya agotado entradas, aunque el precio medio ronde los sesenta eurípides, como el de sus pares ‘El Rey León’ y ‘Billy Elliot’ (muy buena siesta me eché viendo este, hasta que me despertó una ristra de exabruptos dichos sobre el escenario que no me esperaba: ¡la barbarie rodea al bailarín!).

Es propio del arte, la cultura y de aquello que aspira a serlo, también del entretenimiento, la revisión de temas y motivos cada cierto tiempo con un nuevo tratamiento estético y conceptual. Se busca siempre destacar aspectos ensombrecidos hasta entonces o experimentar con el formato hasta alcanzar el que consiga la mayor elevación.

Pues he de decir que con la temática cristiana es tontería seguir intentándolo. La elaboración más perfecta ya existe, es la Semana Santa como la conocemos en España, en su reunión de coreografía, música, escultura, vestido y poesía. Si hubiese que enseñarle a un extranjero una sola manifestación cultural de nuestro país, debería ser la Semana Santa. Aunque tampoco esté en mi canon.
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