De rey del electrocuplé a sexy folk

De Rodrigo Cuevas se han dado muchas definiciones para reconocer que es inclasificable: medio señora asturiana y medio cabaretera, rey del electrocuplé, sex symbol de la copla, sexy folk... él se dice agitador cultural y con ‘El mundo por montera’, su espectáculo, llega a Ponferrada

Fulgencio Fernández
10/02/2018
 Actualizado a 18/09/2019
Rodrigo Cuevas actuará este viernes en el teatro Bergidum de Ponferrada. | L.N.C.
Rodrigo Cuevas actuará este viernes en el teatro Bergidum de Ponferrada. | L.N.C.
La particular versión de la habanera ‘Soy de Verdiciu’, una de las canciones de chigre más populares de Asturias, llevó a Rodrigo Cuevas a arrasar en las redes sociales. Por ello mucha gente asocia a este showman con la localidad costera. Pero él aclara que sólo es una canción: «Lo digo para que no se enfaden los de Verdicio y, sobre todo, los de Rodiezmo, el pueblo de mi abuela, que son muy de recordarlo». Le gusta hablar de su ascendencia leonesa pues pasó muchos veranos en esta localidad de la montaña, muy festivalera por otra parte, y a la que regresa cuando su ahora apretada agenda se lo permite.

Después de aquel boom se ha dicho de todo de Rodrigo Cuevas tratando de definirlo. Tarea imposible, pero cada expresión acerca a su singular personalidad, en la que transgresor tiene mucho de verdad: rey del electrocuplé, cabaretero, sex symbol de la copla, sexy folk, estrella entre los arrabales de la contracultura... y un denominador común, el humor, del que afirma: «Es el arma con más calado que conozco, más que la sexualidad y la sensualidad, de las que siempre se habla al tratar de ‘explicarme’. Para mí el humor es como una medicina al alcance nuestro». Y recurre a una frase que pronuncia en el documental que se ha grabado sobre su singular experiencia en el mundo de la música titulado ‘El viaje de Rodrigo Cuevas’: «Me gusta reírme. Reírme de mí, que la gente se ría de mí, conmigo.

Tal vez lo mejor sea conocerlo. Y este sábado tienen la ocasión de hacerlo en el teatro Bergidum de Ponferrada (a las 20 horas). Allí presentará su segundo espectáculo, con el que está de gira, y que es toda una declaración de intenciones: ‘El mundo por montera’.

Aunque el ovetense, de Oviedo sí que es, pueda parecer otro fruto más de la inmediatez de las redes Rodrigo Cuevas es realmente un artista de largo y variado recorrido en el mundo de la música. Estudió piano y tuba en los conservatorios de Oviedo y Barcelona; es cantante, compositor, acordeonista y percusionista... «Mi primera actuación fue con 10 años en la escuela municipal de Música de Oviedo, sólo me acuerdo de dos cosas, que me sangró la nariz y que tuve muy claro que aquello era lo mío, que iba a dar muchos conciertos más».

Y en ello anduvo, viajando por la música electrónica hasta que descubrió la música popular, tradicional, el folk, y se propone darle una vuelta de tuerca a un género que le encantaba pero le parecía excesivamente serio, encorsetado. «Le quise dar un punto más divertido, incluso petardo, pero manteniendo siempre un fondo crítico, serio, aunque no lo parezca».

Trabaja mucho Rodrigo Cuevas la puesta en escena, los carteles de los conciertos y giras, las fotografías... Desnudos, semidesnudos con ligueros y madreñas, imágenes que mucha gente le ha dicho que tiene un aire a Freddie Mercury, bigote incluido. En estas fotografías fue muchas veces una constante la presencia de una burra de su propiedad, ya que Cuevas después de su estancia en Barcelona se fue a vivir a un pueblo de unas decenas de habitantes, en la provincia de Pontevedra, y ahora se va a su tierra, en Asturias. «Sofía (así se llamaba la burra) murió, yo creo que no quería hacer la mudanza, que siempre es un engorro. Pero detrás de esa imagen, muy llamativa, también hay una crítica, concretamente a como los urbanitas manifiestan ignorancia y soberbia frente a la sabiduría popular, olvidando que ésta lleva el poso de miles de años de experiencia, y creemos que lo podemos tirar todo por la borda, como si la tecnología lo solucionara todo, creo que es un error grave».

- ¿Cómo fue aquel salto, o asalto, desde las redes con ‘Soy de Verdicio’, una de las joyas de la música popular asturiana?

- Inesperado. Mira, fui a Francia a grabar un videoclip, gasté una pasta, puse todos los medios, en unas playas espectaculares y nada. No sé, cuatro mil visitas. Un día estoy en Nava (un pueblo de Asturias), en una terraza tocando, y me graban con un móvil, sin más puesta en escena, incluso está grabado torcido... y en tres días tuvo setenta mil visitas.

- ¿Cómo es el salto de la música clásica en la que se inició a este cabaret folk o como se quiera llamar, el mismo salto de un músico de sinfónica con chaqué a un cantante con liguero y madreñas?

- Todo tiene un camino. Yo ya intuía que la música clásica no me iba a llenar, que necesitaba como más cosas y empecé a escuchar música tradicional, a los asturianos de Nuberu, Mercedes Peón, Parra o música electrónica o José González El Presi, para mí el más grande de la tonada. También tengo que reconocer que mi profesora de piano, Pilar Lobo, me lo puso muy claro: ‘Ni lo intentes porque es una frustración. Hay 20 concertistas y 20.000 pianistas’.

- ¿De dónde viene la fama de transgresor?

- Creo que de la forma de vestir y también del humor.

- Se define como agitador folclórico, ¿qué es exactamente?

- Nada nuevo. Se entiende con ejemplos, lo han sido gente como Mariluz Cristóbal, Ambás, Mercedes Peón, Eliseo Parra, también Carmen París, El Niño de Elche, Martirio… en fin, muchos, aunque ellos no se definan así.

Todo un personaje Rodrigo Cuevas, inclasificable, que este viernes se pone el mundo por montera en el teatro Bergidum, de Ponferrada.
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