05/12/2021
 Actualizado a 05/12/2021
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El latiguillo, aun cuando tienda a vulgar, tiene copyright. Matías Llorente, el vicepresidente primero de la Diputación y ‘amo’ del sindicato agrario UGAL, lo ha utilizado por dos veces en menos de medio año –una en junio y otra en noviembre–, para referirse al pacto que su matriz política, la UPL –que no su partido, porque no está afiliado–, mantiene con el PSOE en el Palacio de los Guzmanes.

Llorente sostiene que el acuerdo con los socialistas va de puta madre –y así, textual, lo expresa–, pese a que el recién reelegido secretario general de la organización leonesista, Luis Mariano Santos, no lo comparta. Y es más, aunque tampoco lo exprese de manera escatológica por aquello de la corrección verbal –que podría hacerlo–, Santos estima que el convenio, reconvertido en alianza adúltera por sus resultados, va de ‘puta pena’ y, por lo tanto, es una mierda. Dicho con menos brusquedad y más acorde a los buenos modales, les están tomando el pelo, con la aquiescencia escurridiza y desahogada del propio Llorente, quien insiste e insiste en que todo va de puta madre.

Allá, a mediados de agosto, Luis Mariano Santos, muy digno, declaraba que si en seis meses el PSOE no cumplía con los acuerdos previstos –los famosos veinticuatro puntos del pacto– romperían la concordia. ¿Era un pulso a Eduardo Morán, el presidente de la institución palaciega, al saberse que, en ningún caso, el socialismo apoyaría una moción de la UPL a favor de la autonomía regional? Es posible. ¿O, por el contrario, era una boutade del leonesista de Cistierna para salir del paso y marcarse un ‘quedabién’ de cara a la galería y a sus fieles votantes?, hasta incluso. La ‘amenaza’ volvía a repetirla hace unos días, envidando al mismo Javier Alfonso Cendón, el ‘baró’ del socialismo provincial, quien no parece estar por la labor. El éxito de la advertencia leonesista está, pues, cogido con alfileres. Ni hilvanado siquiera.

Que la UPL se ha convertido en la muleta del PSOE en el Ayuntamiento de la capital y en la Diputación, es un hecho. Y que el avance obtenido por las siglas leonesistas es prácticamente nulo, tampoco hay duda. Es verdad que, al menos, en la Casa Consistorial logró aprobar la moción a favor de una autonomía propia, con el apoyo del grupo municipal de José Antonio Diez, pero en la Diputación… poco o nada. Como al principio de la firma. Sin embargo, Luis Mariano, muy fifí en su deambular político, sigue dando tanza al barbo inexplicablemente, que diría el desaparecido Chencho en sus celebradas columnas. Al final, las tragaderas continúan prestas y bien abiertas al sonrojo, porque es incomprensible esa pusilanimidad del leonesismo, frente a un PSOE que le está haciendo la cama. Y sin ‘kellys’.
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