De Pandetrave a Liébana

La Asociación Amigos del Camino de Santiago de León ‘Pulchra Leonina’ realizó el fin de semana del 30 de septiembre y 1 de octubre las últimas etapas de Camino Lebaniego

Anselmo Reguera
11/10/2017
 Actualizado a 14/09/2019
Peregrinos lebaniegos. | JOMARDI
Peregrinos lebaniegos. | JOMARDI
La Asociación Amigos del Camino de Santiago de León ‘Pulchra Leonina’ realizó el pasado fin de semana, días 30 de septiembre y 1 de octubre, las últimas etapas del Camino Lebaniego desde el puerto de Pandetrave a Santo Toribio con motivo del Año Santo Lebaniego.

Este jubileo se realiza los años en que la festividad del santo, 16 de abril, cae en domingo, por una bula del Papa Julio II de 1512 que otorga el privilegio de su celebración a este monasterio depositario del Lignum Crucis, reliquia de la Cruz de Cristo traída desde Jerusalén por Santo Toribio de Astorga en el siglo V.

Pandetrave es un mirador maravilloso desde donde hubiéramos podido ver el majestuoso valle de Valdeón y Torre Bermeja en el Macizo Central de Picos de Europa al fondo. A la derecha está el Macizo Oriental en el que destacan la Torre del Friero y Torre Salinas entre otros. Pero la niebla había tomado posesión del entorno y los tuvimos que admirar desde la imaginación como el niño del Principito.

La ruta que seguimos bordeando los picos se llamaba antiguamente Camino del Mercado porque por ella se comunicaban las dos comarcas comercial y en muchos casos matrimonialmente. Ascendemos hasta la Horcada de Valcavao, desde donde sale el camino hacia la Vega de Liordes y el refugio de Collado Germoso, y a partir de aquí comienza una prolongada bajada por excelente pista. Cuando la niebla nos daba un respiro íbamos apreciando los bosque de hayas con su manto otoñal y praderas recorridas por rebaños de vacas y caballos.

El valle de Liébana vivió tradicionalmente de la ganadería que no era suficiente para el mantenimiento de una gran población humana por lo que de forma continua se producía numerosa emigración hacia América y después hacia Europa y principales capitales españolas. En 1960 se instala en Fuente Dé el parador y el teleférico que remonta 750 m en pocos minutos hacia la zona de Áliva. Esto dio un gran giro a la economía y ocupación del valle que ahora tiene su principal base en el turismo, en constante y creciente desarrollo.

Desde el pequeño paraíso de Fuente Dé situado en un espectacular entorno en el centro del circo del antiguo glaciar, nos encaminamos a Pido que, como el resto de pueblos del valle, luce su típico caserío, manteniendo ese sabor de los viejos corredores hechos de sardos de varas de avellano, hornos que sobresalen de las casas, hórreos y potros de herrar. Vamos, nada que nuestra montaña Oriental no conozca perfectamente.

El siguiente tramo del camino es de los más bonitos de la Ruta Vadiniense. A través de un largo y hermoso bosque de hayas en pleno estado otoñal, llamado Camino del Monte Oscuro, nos lleva a Cosgaya y Areños para terminar la primera etapa.

El hospedaje fue en el pueblo de Espinama donde ocupamos casi todos sus establecimientos de hostelería, con excelente acogida e incluyendo un concierto del rabelista local Miguel Cadavieco que a base de ingenio hizo pasar una velada muy agradable a los peregrinos.

De Areños salimos muy temprano para la última etapa. Pasamos por varias localidades entre ellas Mogrovejo, con categoría de conjunto histórico, en la que destaca su torreón del siglo XIII y que desde el siglo XVIII pertenece a la familia Álvarez de Miranda procedentes del pueblo leonés de Benllera.

Llegados a Camaleño el Gobierno de Cantabria había acondicionado desde hace poco más de un mes un nuevo trazado para evitar la carretera, muy bien señalizado y que nosotros seguimos. Su perfil es de empinadas y largas subidas seguidas de pindias bajadas muy peligrosas por sendas que incluso cuando llaneaban, algunos tramos se habían deslizado por la ladera. Para colmo de despropósitos nos encontramos con una partida de perros y cazadores que tenían concedida una cacería en esta zona, evidentemente sin tener en cuenta a los peregrinos que solo en nuestro caso eran más de cien personas. Está claro que se están haciendo las cosas desde un despacho sin reconocimiento del terreno. Inaudito.

Santo Toribio nos recibió con aire de celebración. Muchísimo público y participación en la misa del Peregrino, con la actuación de dos excelentes coros, y la tradicional veneración del Lignum Crucis. Tras el acto religioso recibimos la merecida ‘Lebaniega’. Muy bonito todo.

Ya en Potes paseamos por sus concurridas calles contemplando la torre del Infantado del siglo XIII y el hermoso caserío lleno de casonas de piedra y madera muy bien conservadas que le dan esa personalidad que atrae a los visitantes. Nos acordamos de Riaño que debería cumplir la misma función de cabecera y liderazgo comarcal en nuestra vertiente. Que interesante sería hacer un análisis de la situación y sobre todo la propusiera soluciones. Cualquier día será demasiado tarde.

Este fue el excelente colofón de una peregrinación que nos ha permitido conocer las enormes bellezas paisajísticas, la historia y las fabulosas gentes de nuestra provincia y del valle de Liébana. Lo pasamos muy bien y nos queda la memoria llena de imágenes y recuerdos que nunca olvidaremos. Está tan cerca y resulta tan atractivo que os lo recomendamos a todos.

Buen camino
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