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De oso a oso, oso

José Luis Gavilanes Laso
11/11/2018
 Actualizado a 15/09/2019
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No he tenido nunca ocasión de ver un oso andar a sus anchas. Me he tenido que conformar con verlos en el circo. O en la calle en lo alto de una escalera patas arriba al son de una trompeta gitana. O contemplar a la osa ‘Petra’, enjaulada en el Parque de San Francisco, cuando por los sesenta del pasado siglo iba a ver a mi novia a Oviedo. Y, en la expresión, a los que hacen el oso, aunque no se llamen Úrsulas ni Ursicinios. Pero, ¿quién no lo ha hecho alguna vez? Y ¿quién no ha vendido la piel del oso antes de cazarlo? ¿Y ante la sorpresa, ¡anda la osa!?

Si bien la caza del oso no se permite en España desde 1973, por declararse especie protegida, de 1980 a 1987 murieron al menos ocho osos en la provincia de León, la mayor parte de ellos envenenados por quienes ven amenazados sus ganados o sus colmenas. Espectacular ha sido la pelea reciente de una osa y dos mastines en Valle de Laceana grabada por Dani Fernández. Y digna de ver la película «El oso», de J.J. Annaud.

Hace días apareció muerto en la localidad leonesa de Casasuertes, cuya causa y circunstancias están por aclarar, un oso en estado de descomposición, cuyos restos han sido trasladados para la necropsia al Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS) de Valladolid. El desplazamiento no deja de sorprender, puesto que la provincia de León es la que tiene mayor y más variada fauna silvestre de toda la comunidad, y la única que dispone de una Facultad de Veterinaria. El mundo al revés. Pero ya lo dijo hace tiempo mi amigo Gavilaso de León, menos mal que la ‘pulchra leonina’ no tiene ruedas, que sino...

En octubre de 2004, acompañado por cuatro paisanos de Donald Trump que corrieron con los gastos, el rey don Juan Carlos, como no podía cazarlos en casa, se fue a cometer ‘ursucidios’ a la región de los Cárpatos. Ello levantó una gran trifulca en Rumanía, condenando la actitud del monarca español. El periodista rumano Nicolae Daramus publicó en ‘El Cotidianul’: «Los emigrantes rumanos que van a recolectar fresas a España son tratados como homínidos, no como humanos. Ahora les llegó el turno a los animales salvajes. Su majestad mató nueve osos, entre ellos una osa gestante. Otros dos animales quedaron malheridos de bala azul».

La población de osos en la zona norte de la provincia de León se incrementa anualmente merced a las medidas de control, apoyo y protección tomadas a lo largo de los últimos años por la Fundación Oso Pardo (FOP). El número de osos del núcleo Riaño-Valdeón, que desapareció a mediados de los noventa, ha vuelto a recuperarse con una población aproximada de 40 ejemplares.

Lo que hoy asombra y emociona es la abundancia del oso pardo en el siglo XIV por cualquier boscoso paraje hispánico.Alfonso XI, lo confirma en su ‘Libro de la Montería’. Además de hacer una descripción muy detallada de la presencia de osos en toda la toponimia mayor y menor de la montaña leonesa, en concreto nos habla de la existencia de osos en Camposagrado, a las mismas puertas de la capital. Esta elevación a veinte kilómetros de León, repoblada de pinos plantados tras la guerra civil, fue antiguamente tupido bosque de roble, haya, acebo o castaño, donde se desenvolvían a sus anchas los osos, tal y como se describe en uno de los pasajes del libro citado: «Val Semana (Valsemana) y Val de Cadiellas (Cabanillas) y Val de Poyán es todo un monte, y es bueno de oso en verano y de puerco (jabalí) en invierno. Y son las vocerías, la una por encima de de la Loma de Val de Cadiellas; y la otra a los Pozos de Colinas hasta el Cillerón».
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