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De momento, dos sin tres

13/10/2019
 Actualizado a 13/10/2019
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La cosa sigue su curso. Pasito a pasito. Por su ‘sitio’. Ya lo decía Cantinflas: «No se me adelante pero tampoco se me atrase». Pues tal cual. En la cúpula del PP (de León) nadie se atrasa. O casi nadie. Si se cierra un camino se abre otro. Se busca la trocha. El atajo. Es la máxima que se aplica. Y aquí anida –también se invocan otras cuestiones– la desconfianza de mucha gente –lo comentan por lo bajinis en barras de postín y postureo en calle estrecha– y de no pocos afiliados que, dicen, están hasta el gorro. Pero callan donde deben hablar. Como siempre.

De aquel famoso trío de las renovaciones ‘peperas’ –corría 2015 y las respaldaban Majo, Silván y Eduardo Fernández ante un numeroso auditorio– sólo este último se ha quedado descolgado. Al pairo. En tierras bercianas. El único de los tres a quien no se le han reconocido los servicios prestados. Y bien prestados. Nunca mejor dicho. Le pegaron el portazo en Madrid y en Valladolid y, a día de hoy, no le ha salvado ni el ‘apuntador’, que, por aclararlo, es aquel que, ‘oculto a la vista del espectador’, traslada a los ‘actores’ las palabras que olvidan del texto que interpretan. ¡Quién se lo iba a decir!

Y es una verdad incómoda aunque irrefutable que en el Partido Popular (de León) el que pierde, gana. Indiscutible. De ahí, que haya quien se quiera afiliar como sea (risas). Y si hay que dar empujones, mejor porque es una garantía de éxito (nuevas risas). El triunfo, sin ases ni reyes, está asegurado. Y es que el paradigma de ello es el expresidente de la Diputación, el seráfico Majo, a quien Mañueco ha recuperado para la ‘causa’ sin que le temblara el pulso. Lo arruinó todo y le premió. Así hacen las cosas en el PP.

Visto el asunto en perspectiva tampoco resulta tan ‘escandaloso’ que Silván –que ‘sólo’ perdió la alcaldía de la capital leonesa– encabece la candidatura al Senado, removiendo del número uno al regidor de Almanza, Javier Santiago Vélez, quien había conseguido, en abril, un buen resultado. Él, no el resto de la lista. Tanto a Esther Muñoz como a Alfonso Arias, sus compañeros de viaje, los mandaron a galeras.

Ahora, toca de nuevo poner equis en las papeletas sepia. La elección para el Senado es nominativa y se opta a las personas, no al ‘catálogo’ completo. Y en esta ocasión se va a mirar con lupa las cruces que se lleven a cuestas Silván y Vélez. A ver quién chifla más. Es otra de las ‘guerras’ secretas. Y es que el exconsejero de Fomento apostaba por liderar la papeleta del Congreso pero le faltó fuerza a quien, en Burgos, de donde es nativo, le gusta comer –como ocurría el pasado lunes– en el restaurante La Galería. Desde allí, desde la galería, espera acontecimientos. No se baja del caballo.
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