04/06/2021
 Actualizado a 04/06/2021
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El domingo se publicó en este periódico el estado del consumo eléctrico de la Comunidad, tanto en el sector industrial como el de servicios, una fotografía de la situación económica, ya que ese dato de consumo es la señal más clara de por dónde andamos.

A decir verdad la pandemia inmediatamente después de la crisis del 2008 no es la mejor de las situaciones y no era de esperar un resultado como para tirar cohetes, como así fue, pero siempre cabía la esperanza de que se pudiera atisbar un rayito (con poco nos conformamos), un pequeño rayo de luz, sí.

Pero no. El descenso es general. Los consumos de la comunidad en el último año bajan en todas partes, entre un 1,5% en Zamora y un 13,5% en Soria. Aquí, León el 3,2%. En esta cuesta abajo que la provincia disfruta, es un decir, los datos confirman la situación, que como bien se ve es mala para todas las provincias, pero desesperante para León.

Aparte de todo un texto con números y porcentajes, el cuadro comparativo lo pone todo muy claro.

Valladolid y Burgos suponen casi la mitad del consumo energético. En los sesenta León, tantas veces lo he escrito, era la más grande (sigue siéndolo, claro), la más rica y la más poblada, y, también, la más industrializada de todas. Hoy estamos no ya por detrás de Valladolid, que se ha llevado la mayor parte del crecimiento por su propia iniciativa (y un listo alcalde, Santiago López, que presentó el Polo de Desarrollo Industrial a López Rodó, amén de la capitalidad, que no es moco de pavo) y por nuestra dejadez, sino que también estamos por detrás de Burgos que, por aquél entonces nos veía desde muy lejos. Y ambos, Valladolid y Burgos, como se comentó anteriormente, también bajan.

León es la tercera y, de las tres, la que menos porcentaje de consumo pierde, aunque ya no se sabe si eso es bueno o malo, si es que nos mantenemos como un palo de punta, aguantando los envites, o es que vamos al tran-tran (no confundir con el tren-tran, que eso es otra cosa, también parada, por cierto), «cuesta abajo en mi rodada...» como dice el tango famoso.

Poco de las pasadas glorias queda, situación conseguida tras años de embates y abandonos. Por el camino se cayeron Antibióticos, Abelló, Elosúa, la Sociedad Española de Talcos (franco italiana realmente), las minas, las centrales eléctricas… Algunas industrias quedan, incluso más de las que creemos, quizás mal que bien, pero hasta esas se tambalean, y si no, véase Laboratorios Ovejero, una de las farmacéuticas más conocidas, de aquellas que nacieron alrededor de la que fue casi única Facultad de veterinaria del país.

Y no será por Polígonos Industriales, que los hay de todo tipo, tamaño y condición, distribuidos por toda la provincia, unos bastante ocupados y otros no tanto. Se han proyectado muchos, la mayoría más con sentido buenista de dotar a éste o aquél alcalde de una respuesta para su pueblo, que como resultado de una demanda cierta de industrialización y, en todo caso, para ordenar su implantación.

Lo malo es que en general y con puntuales excepciones, se han convertido en polígonos comerciales, parcelas de almacenes, distribuciones o exposición, y muy poquitas de fabricación, mayormente de pequeñas empresas y autónomos con su tallercito.

Un paseo por esos polígonos nos da la realidad: aquí un almacén de materiales, allí un distribuidor de coches, allá un taller de reparaciones y acullá incluso un hipermercado. Industrias pequeña, algunas, pero industrias de fuste, pocas, muy pocas.

Eso sin contar con que, nuestra legislación profusa, confusa y difusa que todo lo quiere abarcar, convierte cada apertura en un galimatías de permisos de construcción, actividad y/o medioambiente, y demás papeleos, amén de las correspondientes solicitudes de ayuda a las que nos hemos acostumbrado y trámites bancarios, por supuesto.

Somos la España vaciada, envejecida y en recesión. Un tercio de la población de la provincia son jubilados, añádanse los parados, los ertes. Vaya panorama.

No es un buen momento, pero menos mal que algunas industrias, bastantes, siguen en pie, aguantando el chaparrón aunque sea en equilibrio inestable. En ese aspecto, virgencita que me quede como estoy (al menos).

A ver si la Mesa por León, el Eje Atlántico, el Polígono de Torneros y todo lo que sea de menester nos saca de este bache profundo.
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