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De Madrid a París

06/05/2023
 Actualizado a 06/05/2023
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¿Se imaginan ustedes el Parque de La Candamia repentinamente poblado por una tribu de indígenas llegados de ultramar? ¿Qué pensaría la opinión pública ante la visión de tales habitantes traídos acompañados de una muestra de productos, plantas y demás enseres y aderezos oriundos de su hogar, un archipiélago asiático?

Pongamos que no hablo de León, sino de Madrid, donde aconteció tal suceso. Fue en la tierra de ‘los gatos’ donde desde 1887 y hasta la década de los setenta acampó, nada más y nada menos que en El Retiro, la tribu filipina de los igorrotes, cuyos miembros vivían en cabañas a las que los visitantes accedían, previo pago de entrada, a este zoo humano en exposición.

Y de una exposición precisamente quiero hablarles, la de 1889, fecha en la que también se estrenó, con sonoro éxito, la zarzuela ‘De Madrid a París’, una suerte de viaje lírico en clave cómica. Sus libretistas son Jose Jackson y Eusebio Sierra y la música corre a cargo de los grandes maestros Federico Chueca y Joaquín Valverde. Autores también de ‘La Gran Vía’.

Se trata de una producción del Taller Lírico del Conservatorio de León, capitaneados por la profesora Marta Arce, directora artística del evento y defensora incansable del género chico, y que junto a la profesora Mercedes Díez dirigen el coro. Ejerce como asesora escénica, María Bayón y contamos también con la colaboración estelar de la de la profesora pianista repertorista Elisa Rapado.

No va a faltar ningún toque maestro del género: chulos y chulas con mantón y pañuelo en la cabeza, empresarios avispados que desean enriquecerse a costa del candor y la ignorancia del vulgo, la niña casadera que se escandaliza desmesuradamente ante la visión del nativo semidesnudo, los ‘rifirrafes’ con los vecinos ‘franchutes’, candorosas solteronas aladas que sueñan encontrar un marido francés a ritmo de vals y hasta alguna apañada lección de francés que salerosos caballeros impartirán con garbo para los que no hemos conseguido progresar con el ‘Duolingo’.

Y de fondo una idílica vida en rosa evocada por la visión de la recién estrenada Torre Eiffel, de la que un grupo de artistas capitaneados por músicos como Gounov o escritores como Guy de Maupassant calificaron como «inútil y monstruosa, la deshonra de París».

No duden en subirse al tren de Madrid a París, pueden embarcarse en el trayecto del viernes 12 o el del sábado 13 de mayo , a las ocho de la tarde, en el Auditorio de León, y cuya recaudación irá íntegra a beneficio de Manos Unidas y Amnistía Internacional.

Me encantaría verles por allí, si la nutrida amalgama de plumas que orlan el sombrero bajo el que me escondo, me lo permite.

¡Les dejo, que no llegamos a la Exposición!
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