mirantesb.jpg

De los rituales y el tiempo

30/03/2015
 Actualizado a 13/09/2019
Guardar
Mesobrecoge el ambiente. Ya casi ha oscurecido, pero José María dio su palabra de matar un conejo para el arroz del otro día y cumple su promesa con un gran cuchillo con cachas de hueso mirando hacia el oeste, como está dispuesta la pila del corral. Lo observo por el ventanuco de la cocina antes de volver a sentarme en el escaño de cara a las muchas botellas de orujo que esperan ser etiquetadas encima de la mesa y que el último sol del día bendice con tibios rayos que se cuelan por el vano. Reflexiono sobre lo que acabo de ver y deduzco que son rituales –en esta casa, los domingos arroz con conejo y los orujos se preparan antes de Semana Santa–, como los muchos que nos rodean en estos días.

Años atrás, por toda la provincia, en la noche de tinieblas, dentro de la iglesia se atronaba con la matraca y se le clavaba a las mozas la falda al banco con clavos de carpintero. En otros, alguna niña maquillaba a la virgen para que luciera un poco de color en estos días que no hay dinero para restauraciones.

Eso ha cambiado porque por muy rituales que sean no escapan de los tiempos. Ya hace años que muchos campanarios repican según el programa que se marque en el teclado del automático. Politono misa, incendio o muerto.

Los rituales se adulteran. Lo de yo pago una aquí, tú la siguiente, el otro la de allá y las que queden, otro día, ritual de la feligresía tabernaria, también tiene ya su automático con la aplicación de una empresa leonesa para desglosar lo que tiene que pagar cada paisano cuando va a los vinos. La caja registradora en los bolsillos. O se equivocan. Basta el ojo experto de un abad apasionado –tener un cargo en la Pasión no significa sentirla– para distinguir el error en una edición moderna de un rito pagano de la noche de Jueves Santo. Alumbra en el papel una luna creciente en vez de la llena que siempre llena los cielos en esa madrugada. Porque ni los evangelistas pueden defender los ritos frente a los tiempos.
Lo más leído