De leonesismo, banderas, y (falta de) cultura

Pablo Fernández
17/01/2020
 Actualizado a 17/01/2020
Leo, con días retraso, que el alcalde de nuestra capital, ha aprobado una moción en apoyo de la autonomía leonesa, y he de decir que me agrada.

Pese a que he tenido la suerte de vivir en otros países, y apreciado que el centralismo hace que el engranaje burocrático sea menor, y todo funcione más rápido, mejor y de manera mucho menos costosa, la España en que vivimos es la de las autonomías, y la nuestra es, por decirlo así, la única que surge de juntar dos que históricamente fueron distintas, para lograr un ente de llamémoslo, opacos propósitos.

Es ante este resurgir del leonesismo, donde veo que en muchas imágenes de las manifestaciones de apoyo a la causa, aparece personal con la bandera republicana.

Y digo yo, ¿alguno de los presentes en esas manifestaciones es consciente del ridículo que hace? ¿No?

Y por favor, que no piensen que me estoy metiendo con el republicanismo, nada más lejos, puede gustar más o menos, pero me parece una forma de estado tan legítima como la actual, no obstante, ¿saben los portadores de la tricolor qué significa esa bandera?

¿Saben que el color morado lo usaron, precisamente, para agasajar a Castilla? (Literalmente: «insignia de una región ilustre, nervio de la nacionalidad»). Esto no lo digo yo, lo decía el decreto aprobado por los republicanos.

Entonces, ¿cómo ‘se come’ que en una manifestación leonesista a la vez se esté apoyando el Castellanismo? Salta a la vista que no leer sale muy caro.

El por qué se implantó ese color, no soy quién para decirlo, pero lo que es hiriente, es que quienes claman por esa bandera, aparte de desconocer su significado, reniegan de la actual.

Y he aquí, que nuestra enseña nacional, tiene una particularidad muy curiosa y valiosa: es la única bandera del mundo que se eligió por concurso público.

¿Lo sabían? Reinando Carlos III, se vio que la bandera de nuestros buques de entonces (blanca con el blasón real en el centro), cuando soplaba poco viento no se diferenciaba de las de otros estados, por lo que se organizó un concurso cuya única premisa fue lograr una bandera que se distinguiese bien en el mar en toda condición.

Es decir, tenemos por un lado la única bandera mundial escogida en libertad y la otra, una que se le antojó a un político. Pues perdónenme todos, pero yo tengo claro cuales son mis colores.
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