De la novela al ensayo, escribir desde Laciana

Mercedes Fisteus nos pone frente a una mujer muy polifacética, con un gran poder de comunicación y a la que le mueve de forma considerable el instinto de la curiosidad

Mercedes G. Rojo
15/02/2022
 Actualizado a 15/02/2022
La escritora lacianiega Mercedes Fisteus.
La escritora lacianiega Mercedes Fisteus.
«La novela me brindó el espacio idóneo para narrar»
(Mercedes Fisteus. Escritora)

Nuestra protagonista de hoy, Mercedes Fisteus (Villablino, 1995), nos llega de Laciana donde podemos localizarla involucrada en múltiples actividades culturales –mientras prepara oposiciones– siguiendo el dictado de un espíritu inquieto e incansable. Definida a sí misma como «laboralista y escritora», se inició en el camino de la literatura atesorando algunos premios infantiles y debutando con su novela ‘Dentro de dos años’, en el certamen Ateneo Joven de Sevilla, 2019, del que recibe el premio. Sólo tenía 23 años. Desde entonces, ha seguido dedicada a la labor de escribir, que compagina con la impartición de cursos centrados en las leyes laborales y el emprendimiento rural, la literatura, las leyendas, la tradición oral y la figura de las brujas en el imaginario popular, seres que ya trató en su citada novela. Su inquietud por todo tipo de actividades culturales le viene de lejos. Ya estudiando Derecho y Relaciones Laborales en la Universidad Complutense, se sumergía habitualmente en todo tipo de ellas, incluso en el trabajo, durante unos años, como bibliotecaria en la Facultad de Ciencias Biológicas.

Nos encontramos por casualidad, preparando el curso sobre ‘Escritoras leonesas del siglo XX’, que hace un par de meses impartimos a través de la UNED. Me llamó la atención de esta mujer que, de vuelta a su tierra, no pierde la ocasión de indagar en los valores culturales que la misma nos ofrece y en el papel que las mujeres han desempeñado en ellos, hasta tal punto que se ha involucrado muy especialmente con dicha institución para la impartición de cursos, a través de la sede de la Fundación Sierra Pambley en Villablino, una fundación deudora de la línea educativa iniciada en España allá a fines del siglo XIX con la Institución Libre de Enseñanza y que tantos ejemplos de destacados miembros de la cultura nos regaló en las postrimerías de aquel siglo y la mitad del siguiente. Ella, junto a la ilustradora Carmen Gómez Ordás, también de Villablino, me acompañarán en la próxima presentación del libro sobre Felisa Rodríguez (también deudora de las enseñanzas y métodos de la ILE) en su localidad natal, porque hay que devolver a cada lugar al menos parte del talento que de la misma ha salido para modelo y referencia de quienes vienen detrás, porque el talento y el saber hacer no son patrimonio exclusivo de las grandes ciudades.

Fundamentalmente narradora, Mercedes explora los caminos literarios desde los cuentos con los que se inició en los certámenes escolares –«la única opción para los niños»– y la novela que «me brindó el espacio que necesitaba para narrar. Su formato amplio y libre es perfecto», hasta el ensayo, gracias a su faceta como profesora, en constante contacto con el mundo académico que le permite también explorar también ese camino. Tras el premio por su novela, punto fundamental para el inicio de su recorrido, reconoce que «no pretendo más que seguir en el camino creativo, intentando encontrar la voz narrativa para relatar historias diferentes, pero comunes a todas las personas. Creo que en eso precisamente consiste la literatura, y es lo que he tratado de hacer desde pequeña». Y en el mismo le da mucha importancia a la influencia del lugar del que procede, Villablino y su comarca: en el lenguaje que utiliza («que numerosos lectores han percibido»), en la elección de los temas «que siempre guardan algo de relación con la tradición local (en mi caso, los aquelarres de brujas)»; en la forma de describir («cada vez que se describe algo, inevitablemente uno se ayuda de comparaciones establecidas en base a las descripciones de su sitio, o las rutinas que tiene cuando está en casa, en su pueblo»), e incluso en algunos de sus referentes, como Luis Mateo Díez. Y nos cuenta al respecto: «esta tierra ha dado grandes nombres que muchas veces se celebran más fuera de nuestra provincia que dentro de ella. A mí me han llegado a decir que nuestras montañas deben procurar una inspiración particular».

Aparte de sus referentes locales (ya de dimensión universal) y de otros a los que está descubriendo como Felisa Rodríguez, nos habla también de aquellos primeros que la fueron forjando como lectora, el germen para llegar a la escritura, autores infantiles y juveniles, que fluctúan entro lo clásico y lo moderno, entre Laura Gallego y Agatha Christie, entre Lorca o María Gripe; o la obra ‘Malas tierras’, de Jordi Sierra i Fabra, que la marcó en ese trayecto; o la de «autores poco prolíficos pero muy certeros, tipo Harper Lee». Hasta llegar a ser la autora de ‘Dentro de dos años’, novela en la que se aúna la herencia de una comarca y su formación académica, es decir, la pasión compartida por dos mundos muy diferentes. Como protagonista «el hombre que enjuició a las brujas de Salem, uno de los magistrados» que le permite acudir a «mis conocimientos de derecho para plasmar aspectos de los juicios»; y también «las cazas de brujas», que le permiten acercarse a algunas realidades que también se dieron en zonas como las de Laciana y Babia que ella tan bien conoce.

Mercedes Fisteus nos pone frente a una mujer muy polifacética, con un gran poder de comunicación y a la que le mueve de forma considerable el instinto de la curiosidad, algo básico para crecer como persona y como novelista. Nos despedimos de ella con el consejo que les deja a quienes comienzan en la escritura, que también se aplica a sí misma: «que mimen sus trabajos, dejándolos descansar y procurándose a ellos mismos tiempos de barbecho…, ir agotando vías en orden lógico, sin idealizar este mundo». Solo así se puede llegar a alcanzar algún futuro en este mundo incierto. Yo, de momento, les invito a descubrirla.
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