De Fabero a Arabia Saudí arañando lo mejor de una pandemia que no le frena

Paula Belenda vive sin destino y el coronavirus le pilló en uno del que, por pirmera vez, pensó salir, pero cuando el avión de repatriación estaba listo, quiso seguir su aventura

Mar Iglesias
18/06/2020
 Actualizado a 18/06/2020
Paula y un amigo en la frontera de Omán y Yemen. | P. BELENDA
Paula y un amigo en la frontera de Omán y Yemen. | P. BELENDA
No hay parada que se quede con ella aunque ella se queda en todas partes. Así es la vida de Paula Belenda, una faberense de 29 años que se licenció en 2013 en Traducción e Interpretacióny desde entonces ha decidido abrir puertas a un mundo en el que se topó de frente con la pandemia en Arabia Saudí. El virus le pilló allí como podía haberlo hecho antes en Francia, Hungría, Grecia, Inglaterra, Italia, Emiratos Árabes donde ha vivido. Y nunca se ha planteado cambiar un estilo de vida libre, sin más metas que el siguiente destino, hasta que sonó el toque de queda. Eso le hizo darle una vuelta a volver al Bierzo, pero el cierre del aeropuerto, de nuevo, puso en la balanza los principios que mantiene y finalmente se quedó, encontró trabajo y ahora proyecta nuevos retos: viajar a África en moto o hacer la ruta de la seda.

Belenda es traductora jurada pero ha trabajado desde au-pair, pasando por azafata, administradora de cuentas, servicio al cliente… todo para avanzar en su estilo de vida de «aprendizaje continuo que proporciona el estar en contacto continuo con diferentes culturas, diferentes grupos de gente. Es como vivir muchas vidas en una misma vida», explica. «La completa libertad de elegir lo que quiero hacer y de ser coherente con lo que pienso y siento en el momento» es lo que le atrae.

Y eso Belenda tiene claro que nunca defrauda «hasta la fecha no he vivido ninguna experiencia que me haya defraudado, no es fácil empezar siempre desde cero pero me adapto fácilmente».Tal vez ese sea su punto fuerte en estos seis años de constantes cambios y vivencias.

El último viaje fue a Arabia Saudí, como los anteriores, solo con billete de ida y con la intención de descubrir una cultura en apariencia cerrada y diferente «la idea inicial era explorar». Reconoce que pese a que se enmarca en su intención de ver algo desconocido «era un reto visitar Arabia de esta forma porque no hay mucha información en Internet, y diría que ninguna sobre acampar, hacer dedo, etc. y menos siendo mujer. Pero vas aprendiendo sobre la marcha».

Y desde diciembre hasta ahora le ha sorprendido la diversidad de paisajes y la cultura «no es todo desierto como mucha gente se imagina, tiene volcanes, montañas, cascadas, islas paradisíacas» y, por otro lado, la hospitalidad y generosidad de la gente «que a veces llega a ser abrumadora». En ese abrir de ojos llegó algo inédito, la pandemia que vivió mirando a España primero, donde antes se dejó notar «en Arabia Saudí apenas eran unos pocos casos pero una de las primeras medidas del gobierno fue cerrar el aeropuerto. No había forma de volver hasta que la embajada organizó un vuelo de repatriación, en ese momento sí me plantee el volver», recuerda.

Ella seguía lo que pasaba en España, hablaba con su madre y con su abuela de Fabero y estaban bien. Eso le tranquilizó y decidió que el coronavirus no rompería su proyecto de vida «decidí quedarme y no irme en ese vuelo».

Belenda pasó el confinamiento en tierra árabe «ha sido más llevadero si lo comparas con España, hemos tenido diferentes toques de queda según el número de casos cada semana y de la capacidad de los hospitales y actualmente ya es posible moverse por todo el territorio». Al alargarse los problemas buscó trabajo y pronto le llamaron para un puesto en una inmobiliaria donde saboreó lo que significa trabajar en Arabia Saudí, al lado de una pequeña comunidad de profesionales españoles y con un buen sabor de boca «creo que los saudíes sienten mucha simpatía por los españoles».

Pero el viaje no se frena para la faberense que ya mira el reloj para coger las maletas en cuanto la actual situación lo permita. Se debate entre dos proyectos«dependiendo del clima tendré que elegir continuar el viaje por un sitio u otro: Oriente Medio en verano es casi impensable, explorar Asia Central en invierno es complicado, así que quizás comprarme una moto y recorrer la costa occidental africana desde Mauritania a Camerún. O incluso cruzar el Atlántico haciendo barcostop». Y las redes sociales darán cuenta de lo que significa cada uno de sus pasos que ni un virus que enfermó a todo el planeta consiguió parar.
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