De estar de Erasmus en Coimbra a imprimir solidaridad en Valderas

Juan ha vuelto a su pueblo desde donde estos días sigue sus estudios ‘online’ mientras sus dos impresoras 3D no dejan de producir máscaras de protección

T. Giganto
25/03/2020
 Actualizado a 25/03/2020
Juan Estébanez, un joven universitario de Valderas, elabora estos días en su casa pantallas de protección facial. | L.N.C.
Juan Estébanez, un joven universitario de Valderas, elabora estos días en su casa pantallas de protección facial. | L.N.C.
Estos días, más que nunca, uno pone atención a las noticias. No invitan a la esperanza pero sí a la movilización. Se necesita personal sanitario y material con el que protegerse. Por eso hay gente que vuelve a su antigua profesión, hay otros que cosen mascarillas a destajo en sus casas y también quien no deja apenas descansar a sus impresoras 3D. Juan Estébanez, un joven de Valderas de 22 años, tiene dos en casa que estos días no paran de producir máscaras de protección facial. «Vi que se necesitaban y yo las tenía aquí paradas desde el verano, con que pedí ayuda a través de las redes sociales para hacerme con material y todo ha sido muy rápido», cuenta Juan mientras en su casa las impresoras siguen dan forma a la pieza que posteriormente sujetará la pantalla de acetato.

En un día y medio ya ha producido 22 y ha comenzado su reparto por la residencia de mayores de Valderas. «Mi intención es llevar también a los trabajadores del Ayuntamiento, a quienes están en los supermercados trabajando y a los agentes de la Guardia Civil de la zona», explica este joven universitario que estudia Ingeniería Electrónica en la Universidad de León aunque este curso disfrutaba de una beca Erasmus en Coimbra (Portugal). De allí llegó una semana antes de que en España se declarase el estado de alarma y desde Valderas asiste a las clases en la modalidad ‘online’. «Aunque tengo que estudiar me sobra tiempo para poder echar una mano con la impresión 3D», reconoce. El domingo puso en sus redes sociales un mensaje haciendo un llamamiento a la difusión para conseguir láminas de acetato y la respuesta no se hizo esperar. El Ayuntamiento de Villadangos puso su granito de arena para el material y también el de Fuentes de Carbajal. Varias empresas contactaron también con él para ayudar con el material como el Restaurante El Rebeco, el Hostal La Maravillosa y Orica Explosivos Industriales, las tres de Valderas, así como la Cofradía de la Santa Veracruz del mismo municipio. Fames, de Valencia de Don Juan, también ha contribuido con la iniciativa de Juan como lo han hecho multitud de personas anónimas. «La respuesta no ha podido ser mejor y estoy muy satisfecho, hasta el punto que he tenido que decir que por el momento no cojo más material hasta que no agote el que tengo porque no podemos desperdiciar nada. Sé que cuando acabe lo que tengo, hay personas que me pueden suministrar más», explica Juan.

«Hay mucha gente en León que hace este tipo de máscaras y tenemos un grupo de Telegram donde compartimos diseños», cuenta Juan que se adentró en la impresión 3D hace tres o cuatro años como un hobby sin ser consciente de que gracias a él muchas personas podrían ahora protegerse con sus impresiones. «Me gusta crear figuras desde cero, fue por puro hobby y me he ido especializando en ello», explica. Su producción es de dos máscaras por impresora cada tres horas y media, con lo que calcula que puede hacer entre 14 y 16 al día. «Solo paran mientras yo duermo», señala el joven valderense.

Interrumpir su estancia en Portugal no le ha sentado bien a Juan ya que le ha sabido a poco disfrutar de la beca Erasmus solo durante un cuatrimestre, cuando la previsión era pasar el curso entero. Ahora en Valderas, entre el estudio y la impresión no hay tiempo para el aburrimiento y cuenta que no falla en su cita diaria con las ocho de la tarde para salir a aplaudir a la ventana. «Vivimos en un barrio muy animado y salimos a aplaudir y a preguntarnos entre los vecinos qué tal estamos. Prácticamente no salgo más que para entregar las máscaras. Y así vamos pasando la cuarentena, esto tiene que ser así», dice Juan. «No podía ver que pedían este material porque se necesita de verdad y tener yo en casa dos impresoras paradas», comenta resignado con su vuelta a Valderas. Nunca interrumpir un Erasmus fue tan productivo y solidario.
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