De doncellas a cantaderas en una batalla

León revivió este sábado la rebelión contra el tributo que se rendía a los califas musulmanes

A. Martínez
30/09/2017
 Actualizado a 16/09/2019
Las doncellas frente a la Catedral. | DANIEL MARTÍN
Las doncellas frente a la Catedral. | DANIEL MARTÍN
Las fiestas de San Froilán representan un permanente recuerdo de la historia de nuestra tierra. El tributo de las cien doncellas y la supresión del mismo tras su valiente negativa a ser entregadas a los califas musulmanes se escenificó ayer en las calles de León y sirvió como antesala de la tradicional ceremonia de las Cantaderas, que se celebrará hoy a las 11:30 en el claustro de la Catedral. Los reyes cristianos cumplían histórica y puntualmente con el infame tributo de las cien doncellas, que eran entregadas a los califas musulmanes a cambio de no sufrir ataques. León aportaba una parte de estas doncellas procedentes de las parroquias de San Marcelo, San Martín, Santa Ana y Santa María del Mercado.

La leyenda tiene su inicio en el brutal acto de valor que realizaron las doncellas que iban a ser entregadas por el rey Ramiro I, que prefirieron cortarse una mano a ser entregadas. Ante esta situación, el rey decidió negar para siempre el tributo y presentó batalla ante las tropas de Abderramán II, al que derrotó en la que hoy conocemos como batalla de Clavijo. En agradecimiento por esta victoria, el pueblo de León realizó una ofrenda al cabildo de la Catedral, ofrenda que con el paso del tiempo se convirtió en tradición. La ofrenda es acompañada por las cantaderas una vez liberadas de ser enviadas como tributo y ataviadas con lujosas vestimentas. Son dirigidas por la ‘sotadera’, que representa a la mujer de la corte del emir enviada para instruir a las doncellas en los usos y costumbres de los musulmanes.

Tras los bailes de las cantaderas, se produce el debate del ‘Foro u Oferta’, ya que como es tradicional en el enfrentamiento entre el poder civil y el eclesiástico, ni el cabildo admite que la ofrenda sea una gracia concedida por la ciudad, ni el Consistorio acepta que sea una obligación. Así, haciendo gala del ingenio, los representantes de ambas instituciones presentan sus argumentaciones sin llegar nunca a un acuerdo.
Lo más leído