Este domingo Laguna de Negrillos celebra sus fiestas del Corpus Christi, una celebración que tiene como protagonista la procesión del Santísimo en la que se representa la figura del SanSebastián, un guerrero que reniega de Dios para acabar arrepintiéndose. San Sebastián será este año Iván Martínez San Martín. Él es quien estará el domingo detrás de la careta, empuñando el sable, sosteniendo la careta y recorriendo las calles de su pueblo con paso firme, desgastando la suela contra piedra o madera con ese andar altivo y desafiante que a golpe de punta y tacón pretende poner en escena sus aires de superioridad luego mermados por el arrepentimiento con una carrera cuando todo acaba. Durante tres semanas lleva quedando todos los días con Jose para ensayar. Él es quien le enseña a hacer las venias, a dar los giros, a colocar bien los pies. Es quien le da los consejos para no amedrentarse, para combatir el miedo que genera ser el centro de todas las miradas y tener la responsabilidad de tan importante tradición.
Mientras que otros años por estas fechas ya estaban en casa preparando la falda almidonada y los lazos de las castañuelas, este año el Corpus se prevé mucho más especial. Ya lleva más de diez años como danzante, pero esta vez tocaba dar un paso más y ser el protagonista, ser el SanSebastián. «Cuando estando de danzante te subes en el banco de la iglesia y ves pasar a San Sebastián, se te ponen los pelos de punta de la emoción. Yo no quería quedarme con la cosina de no haber probado nunca a serlo yo, con que este año aquí estoy», comenta este joven de Laguna de Negrillos de 35 años mientras se coloca el cinto en el que apoyada apoyada la lanza. De momento no hay nervios, pero sí la responsabilidad de querer que todo salga bien. «La gente me dice que esté tranquilo, que eso es lo más importante», dice seguro de sí mismo tras llevar dos meses de ensayos que se han intensificado en las últimas semanas. Enseña las tapetas del tacón de los zapatos de SanSebastián. «Ya las he cambiado cuatro veces», dice. Y no estará lejos la quinta a juzgar por el desgaste que tiene ya la suela y los clavos. El domingo serán esos zapatos con los que dé los pasos que todo el mundo mira atento, los que este año le separan de ser danzante a ser San Sebastián.