05/01/2022
 Actualizado a 05/01/2022
Guardar
Recuerdo que, cuando andaba en chavalerías y algún hecho nos sorprendía, era común que lo calificásemos como algo «de cine». Luego, ya la vida más o de otra manera complicada, cantamos con el ‘Cine, cine’ delgran Aute «que un mundo cruel se salva con una homilía fuera del guión».

O quizás porque anda uno así como entre memorioso y minero de sí mismo, me parecen estos días «de cine», ya sea en lo regional, autonómico o nacional.

En lo regional, uno contempla el estado de división del leonesismo («defensa de una autonomía leonesa») tras la realista propuesta de unidad de candidaturas hecha por la UPL y no puede menos que recordar la famosa escena de ‘La vida de Brian’ con las disidencias entre el Frente Judaico Popular, el Frente Popular de Judea y la Unión Popular. Mas, se sabe, lo enseña Savater, que esto de «las identidades son pequeños (y grandes, diría yo) narcisismos colectivos».

Pero no todo puede ser humor satírico. También existen las, en español, películas de suspense o, en moderno extranjerismo, ‘thrillers’.

Y menos mal, pues, en lo autonómico, tras leer de los tres contratos de emergencia ideados por la Junta de Mañueco y León, en concreto por la Secretaría General de Fomento, para llevar a cabo cribados con test de antígenos por doce unidades móviles, y su adjudicación (¿y privatización?) a tres empresas de las que dos –pura casualidad– o están presididas (Ambuibérica) o administradas (Biorama Guijuelo SL) por excargos del Partido Popular, cómo si no explicar que, sin voluntad alguna, mi mente, tan torpe ella, recordase películas como ‘Uno(s) de los nuestros’ o ‘El padrino’. ¡Ah Scorsese, ah Coppola! ¡Ah esas ofertas que no se pueden rechazar!

Para colmo, en lo nacional y ya casi de NO-DO más que de cine, ha sido ver las veintitrés concesiones a otros tantos exministros (republicanos, monárquicos y ‘monarquicanos’) de la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, «como culminación de relevantes servicios al Estado» que dice el Reglamento de la Orden. No llego a adivinar tales servicios en el caso, entre otros, de Màxim Huerta (una semana como ministro de Cultura) y menos su ‘virtuti et merito’; como no imagino llegar a ver a Pablo Iglesias y otros luciendo su insignia con la imagen de la Purísima Concepción en sus esmaltes. Sería de novela y cine. Mas, ya ven, estos coroneles sí tienen quien les escriba. Y sin rubor alguno.

Acabo con el ‘Cine, cine’ de Aute y «pido perdón por confundir el cine con la realidad».

¡Salud!, y buena semana hagamos y tengamos.
Lo más leído