De caballeros andantes

28/01/2016
 Actualizado a 31/08/2019
2016-01-28-a-la-contra.jpg
2016-01-28-a-la-contra.jpg
Cuenta un libro, tenido por muy bueno, que su protagonista, de nombre Quijote, «los ratos que estaba ocioso se daba a leer libros de caballerías con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda...». Y se hizo famoso por sus andanzas diferentes.

Cuentan en las cercanías de la rotonda de Matallana, gentes tenidas por buenos filandoneros, que hay un vecino, de nombre Pepo, que «los ratos que estaba ocioso se daba a ver películas del oeste con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto todo ejercicio que no fuera montar a caballo y soñarse feliz por los montes».

Y al primero, Quijote, «fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra, como para el servicio de su república, hacerse caballero andante, e irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras, y a ejercitarse en todo aquello que él había leído».

Y al segundo, Pepo, « fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su fortuna, como para el servicio de sus ensoñaciones, hacerse caballero andante, e irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras, y a ejercitarse en todo aquello que él había visto».

Y el que parecía loco es hoy nuestro personaje más querido y admirado, cuyas aventuras se celebran como se celebrarán un día los sueños de Pepo.
Lo más leído