David Ruiz (La M.O.D.A.): "El escenario más difícil que hay es la calle"

La Maravillosa Orquesta del Alcohol llega este sábado a León en la quinta parada de su gira, con todas las entradas agotadas, y tras las presentaciones de su tercer disco, Salvavida (de las balas perdidas), en el que la banda mantiene su identidad pero al mismo tiempo prueba, arriesga

Rosa Álvarez
16/11/2017
 Actualizado a 17/09/2019
León, con dos fechas en esta gira, es "una de las ciudades fuertes para la banda".
León, con dos fechas en esta gira, es "una de las ciudades fuertes para la banda".
Salvavida (de las balas perdidas) es su tercer álbum de estudio, un trabajo madurado con tiempo y ‘agarrado’ más que ningún otro a las raíces de la banda. En él, La Maravillosa Orquesta del Alcohol (La M.O.D.A.) juega y arriesga, se atreve con nuevos ritmos y estructuras sobre una base común a sus anteriores discos, con su «esencia» intacta. Su fórmula funciona. Acaban de estrenar la gira y el público está respondiendo agotando las entradas. Es el caso de León, donde tocan este sábado (Espacio Vías, 22:30 horas) y donde regresarán en febrero para no dejar a la gente con las ganas. David Ruiz, cantante y guitarrista, habla del nuevo disco y del momento que vive la banda. Responde con sentido del humor, con sencillez, con su voz rasgada que ahora suena en salas repletas que corean sus canciones, pero que hasta no hace tantos años trataba de hacerse oír en las calles de Dublín. Las cosas han ido bien para el grupo, que trata de «mantener los pies en el suelo y de no volvernos gilipollas», dice, porque para ellos lo más importante sigue siendo «ser felices haciendo buenas canciones, buenos conciertos y disfrutando del proceso». Para lo demás, no hay prisa.

–La gira apenas acaba de empezar y tenéis previsto ya un buen puñado de conciertos en los que con varias semanas de antelación se han agotado las entradas. ¿Esperabais esta respuesta tan masiva por parte del público?
–No sabíamos muy bien qué esperar, pero teníamos muchas ganas de que la gente escuchara las canciones nuevas porque nosotros sí que estamos muy convencidos de ellas. En todos los conciertos previstos para este mes de noviembre se han agotado las entradas –dos en Burgos, Vigo, Santiago, Valladolid, León, y tres fechas en Madrid– también se han acabado ya las de dos conciertos en Bilbao en diciembre, y para Barcelona y Valencia, también en diciembre, quedan menos de 50 entradas… Solo puedo decir que estamos muy contentos.

–¿Es el momento de dar el salto a escenarios más grandes?
–Pues no tenemos ningún plan maestro de dominación mundial. No tenemos prisa. Creemos que estos escenarios ya son suficientemente grandes para nosotros. Tocar para 500, 800, 1.000 personas es algo con lo que soñamos siempre y poder hacerlo de esta forma, sin ningún sello discográfico detrás y a nuestra manera, creemos que es para estar muy contentos. Si el día de mañana sigue viniendo más público y se nos quedan pequeñas estas salas, ya veremos...

–Entradas agotadas, varias fechas en el mismo lugar… Ya no hablamos de «mañana», se os están quedando pequeñas ya. El proceso ha sido rápido, ¿da vértigo dar un paso más?
–No queremos dejar de tener los pies en el suelo, pero tampoco tenemos miedo a ningún escenario. El escenario más difícil que hay es la calle. Nunca hemos tocado en un estadio y eso tiene que ser increíble y difícil, muy difícil, pero no sé si hay algo más difícil que tocar en la calle delante de desconocidos que no tienen por qué pararse ni siquiera a escucharte diez segundos. Una vez que has salido de tocar en la calle, yo creo que lo demás lo vas viendo con naturalidad. En nuestro caso no es miedo, es que no tenemos prisa por llegar a muchísima gente a cualquier precio. Preferimos ir poco a poco, controlando la velocidad a la que va el tren para que no descarrile e ir disfrutando del paisaje.

Duele ver ese proceso tan devastador que es la despoblación ynos salió del alma cantarle a todo eso–Tras varios años sin descanso entre el estudio y la carretera os habéis tomado un tiempo alejados del público para preparar Salvavida (de las balas perdidas), el nuevo disco. ¿Necesitabais un respiro, un parón?
–Nos dimos cuenta cuando estaba acabando la gira del disco anterior, de La primavera del invierno, de que llevábamos casi seis años sin parar. Por un lado queríamos hacerlo por nosotros, para tomar aire y poder mirar hacia atrás con un poco de perspectiva y calma, y también por el público, porque no queríamos llegar a cansar, a saturar a la gente. Fue una decisión que no era fácil de tomar y que no todo el mundo entendió en su momento. De hecho hubo rumores y algunos incluso temieron que nos fuéramos a separar, porque supongo que la gente no entiende que cuando te va bien frenes. Igual comercialmente no era la opción más inteligente, pero desde un punto de vista humano y artístico sí, y son los criterios que nos mueven a nosotros.

–En este, vuestro tercer disco de estudio, os habéis atrevido con estructuras diferentes, con canciones con partes recitadas, como en ‘Océano’ o ‘Himno nacional’, o directamente rapeadas, como en ‘Los locos son ellos’. ¿Podría decirse que es vuestro trabajo más arriesgado?
–Creemos que sí. Es un disco en el que hemos intentado mantener la esencia de la banda, no perder nuestra identidad, pero al mismo tiempo obligarnos a salir de la zona de confort, probar, arriesgarnos, porque nos lo pedía el cuerpo. En este álbum yo creo que se puede escuchar a La M.O.D.A. de siempre en algunas canciones, pero hay otros temas en los que nos atrevemos con cosas con las que nunca nos habíamos atrevido. Hemos dado un paso más en la dirección que hemos elegido y que intenta ser algo original y que no hayan hecho otras bandas, porque para eso ya están esas bandas que lo han hecho antes. En nuestro caso, además, no tenemos mucha prisa por que pase nada extraordinario. Queremos ser felices haciendo buenas canciones, buenos conciertos y disfrutando de todo este proceso.

–Esa «esencia» de la que hablas se mantiene en las letras, en la temática. La rabia, la reivindicación y la esperanza siguen estando en las canciones, pero ¿hay también una evolución en ellas?
–Ha habido más tiempo que nunca para hacer el álbum, pero las letras siempre han estado muy trabajadas, igual que las canciones. Sí que es cierto que estamos creciendo como personas y no sé si madurando, pero sí siendo cada vez más viejos, viendo cada vez más cosas y acumulando más vivencias y supongo que todo eso se ha visto reflejado también en las letras.

–Aunque el proceso de elaboración del disco os llevó en un primer momento fuera, a viajar, a buscar otras influencias, habéis acabado haciendo un trabajo con muchos guiños a vuestras raíces. En ‘Héroes del sábado’ se repite la frase «no te olvides de dónde vienes». ¿Cuánto debe La M.O.D.A. a sus orígenes?
–Pues todo. No nos olvidamos de cuando empezamos a ensayar en un garajillo y nadie nos hacía caso, nadie sabía que existíamos, y no nos olvidamos de todo lo que nos ha costado llegar hasta aquí, y por eso valoramos mucho más todo lo que está pasando. Hemos intentado no volvernos locos, mantener los pies en el suelo y no volvernos gilipollas a pesar de todo lo que vaya pasando alrededor porque al fin y al cabo no dejamos de ser unos chavales de Burgos que simplemente tocan sus canciones y eso lo tenemos siempre presente.

Lo único que se le puede pedir a un músico, a un artista,es que sea sincero consigo mismo–A estos orígenes, en este caso físicos o territoriales, se hace referencia en ‘Campo amarillo’, donde habláis de la problemática del mundo rural asegurando que «es la tierra que menos le importa al Gobierno». ¿Es necesaria mayor implicación, que bandas como vosotros recuerden en sus canciones que las cosas no van bien?
–Nosotros no sabemos lo que es necesario para otros, solo podemos hablar por nosotros mismos. Yo creo que lo único que se le puede pedir a un músico, a un artista, es que sea sincero consigo mismo. Para nosotros los pueblos forman parte de lo que somos. Igual que te decía que son importantes nuestros orígenes musicales, lo son mucho más nuestros orígenes vitales, y esa canción habla de nuestra infancia, del recuerdo que tenemos de nuestros abuelos, de la vida que tenían nuestros mayores… Ahora parece que ese mundo rural ya casi no existe, que no aparece en Instagram ni en las portadas de las revistas, que está absorbido por un agujero negro y que se ha dejado de lado. A nosotros nos duele mucho ver ese proceso tan devastador que es la despoblación y nos salió del alma cantarle a todo eso.

–También habéis apostado por la cercanía en las colaboraciones.
–No queríamos hacer una colaboración por correo electrónico con alguien a quien no conociésemos y que fuese algo frío, o por figurar. Nos apetecía incluir a gente cercana, con la que compartimos si no presente o futuro, desde luego pasado, y con la que nos hemos criado en una misma época y en una misma tierra. Hemos contado con dos colaboraciones, por un lado Víctor Rutty y Rober del Pyro, que han cantado en ‘Los locos son ellos’, y hemos escrito una letra a medias con Escandar Algeet, que es un poeta palentino. Estamos muy contentos con el resultado.

–Otra de las características de este nuevo trabajo es que además habéis incorporado nuevos instrumentos en la grabación, muchos muy poco habituales. Os atrevéis con todo...
–Poco a poco creemos que uno debe ir formándose y aprendiendo y tenemos mucha inquietud por incorporar nuevas influencias e instrumentos. Cuando empezó el grupo no tocábamos ni el banjo ni la mandolina, que han acabado siendo instrumentos muy habituales, y lo mismo ha pasado en este disco. Suena por primera vez el clarinete, que ha sido la incorporación de más peso, suena el violín trompeta, el trombón, el saxo barítono o un pandero cuadrado de Salamanca. Hemos intentado aprender y descubrir nueva música durante este parón y eso nos ha servido luego para que nos apeteciese incorporar ciertas sonoridades y seguir creciendo.

–Siempre hacéis un hueco para venir a tocar a León.
–Es una ciudad que tiene bastante conexión con Burgos, todos conocemos a gente que se ha ido a estudiar allí, a trabajar, y estamos bastante cerquita. En León siempre hemos estado muy a gusto no solo por cómo nos ha tratado el público, que creo que es una de las ciudades fuertes para la banda, sino porque nos sentimos como en casa. Al final, Burgos y León son ciudades bastante parecidas, con bastantes similitudes, y esperamos seguir yendo muchos años para poder conocerla todavía más.

Hubo rumores de que nos íbamos a separar porque la gente no entiende que cuando te va bien frenes»–Por ahora ya tenéis programado un concierto más para el 17 de febrero tras haber agotado las entradas de este sábado.
–Sí, y además que se están vendiendo bastante bien, así que no descartamos un tercero.

–Las últimas fechas que tenéis anunciadas son para noviembre del año que viene en Dublín y Londres. ¿Queréis cerrar la gira saliendo fuera, sumando nuevos públicos?
–Esta gira realmente acaba de empezar y esperamos que dure muchos meses, un par de años por lo menos. Además de los conciertos que ya hay anunciados el año que viene en Londres y Dublín, queremos hacer más fechas en Europa y sobre todo volver a Latinoamérica el año que viene probablemente. A México, Argentina, Chile, o Colombia. Es una nueva aventura, con un público muy apasionado y un lugar donde ya no tenemos la barrera idiomática como ocurre con Europa, por lo que es mucho más fácil conectar con la gente. Poder ir con tu banda a tocar a tantos kilómetros de distancia es un privilegio y así lo sentimos.
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