Dar que hablar

Recordarán el episodio acontecido hace poco más de una semana a la puerta del colegio Montealto en Madrid. Un error al cambiar de marcha hizo que el vehículo de una madre que iba a recoger a sus hijos, en vez de salir hacia atrás, avanzara, atropellando a tres menores. El resultado fue la muerte de una niña de seis años. A la madre de la pequeña apenas sí le dio tiempo de abrazarla para recibir de los postreros labios de la maltrecha pequeña un deslabazado y lánguido «te quiero». Es difícil imaginar el dolor ante la pérdida de una hija, la conmoción y desgarro interiores. Pero más complejo resulta aún entender el gesto de María, la madre de la pequeña finada, que en el fragor del dolor fue capaz de acercarse a la conductora, homicida involuntaria, para fundirse con ella en un abrazo.

Los medios de comunicación han publicado una carta que los padres de la niña han escrito para agradecer las muestras de cariño y condolencia que han recibido de la sociedad ante el hecho. En ella reflejan también su preocupación por la persona cuyo acto provocó la muerte de su hija, llamada también María: «Sé que lo estáis haciendo, pero os ruego muchas oraciones por las otras dos familias y por María, la madre que le ha tocado, a nuestro parecer, el peor trago del accidente».

Dice el filósofo, ensayista y pedagogo José Antonio Marina que «la mayor creación de la inteligencia es la bondad. El bueno nunca es tonto» y tiene su lógica ya que la reacción más instintiva, es precisamente la de soltar la lengua y el corazón y comenzar a lanzar improperios a diestro y siniestro sin el tamiz de la razón y la mesura. Por eso ese abrazo es transgresor porque supera cualquier instinto de buscar culpables.

Hoy se celebra precisamente el día de la bondad, por iniciativa de la World Kindness Movement (WKM) que lo proclamó en el año 1998. Mediante la celebración de este día se reafirman las buenas acciones en las personas y en las comunidades del mundo, siendo la bondad un elemento esencial de la condición humana que une a las divisiones de raza, religión, política y género.

La iniciativa presenta una serie de preguntas que a modo de cuestionario de evaluación pretenden medir el grado de bondad de las personas: Disposición para ayudar a quien lo necesite, sin interés personal alguno. Actitud amable, compasiva y generosa hacia las personas y animales. Defensa de los derechos humanos. Gratitud ante cualquier circunstancia. Respeto por las personas y preocupación por su bienestar. Aceptación sin prejuicios.

Esta es la gente que debería dar que hablar, como María, la madre buena.