david-rubio-webb.jpg

Da la casualidad

18/04/2021
 Actualizado a 18/04/2021
Guardar
Da la casualidad de que los leoneses están entre los españoles que peor duermen. Quizá eso explica que haya tanta mala leche por la calle. Lo escribo, básicamente, por lo que me toca. La pandemia ha generado también largas procesiones de zombis y ahora, en ciudades pequeñas como León, resulta difícil avanzar porque te salen al paso gentes que se han refugiado durante meses en sus guaridas y sienten la impetuosa necesidad de dar la chapa: algunos de forma justificada, porque han perdido a familiares o a amigos por culpa del virus, otros porque han perdido el trabajo o tienen miedo de perderlo y otros simplemente porque han perdido los reflejos sociales. El tiempo de aislamiento y la educación, según el caso, te impiden despacharlos con ese leve arqueo de cejas que aquí se entiende como saludo, así que hacer un recado a media mañana se te puede convertir en una yincana llena de trampas en cada esquina.

Da la casualidad de que la conclusión de que los leoneses están entre los españoles que peor duermen sale de uno de esos estudios que paga una empresa que se dedica a vender productos para combatir el mal sueño, cuya demanda se ha disparado en los últimos meses. Nuestra mala salud mental amenaza con convertirse en la ola definitiva de la pandemia y el asunto ha llegado a las cámaras altas, bajas y medianas donde nuestros gobernantes fingen representarnos. En el Congreso, Íñigo Errejón preguntó por qué todo el mundo conoce las marcas comerciales de los ansiolíticos y un diputado del PP le gritó «¡Vete al médico!». Algo así como cuando Pepe le preguntó a Messi que si estaba loco.

Da la casualidad de que en Las Cortes de Castilla y León la escena empeoró. La consejera de Sanidad estaba muy enfadada con la oposición por su deslealtad, según ella, y a una procuradora socialista le dijo que le preocupaba mucho la salud mental, «sobre todo la suya». No sé si es más grave que lo diga por ser consejera de Sanidad, por ser médica o por los aplausos que le dedicaron sus compañeros del Partido Popular y Ciudadanos, pero lo que desde luego nos preocupa al resto es que alguien que hace comentarios así siga tomando las decisiones sobre nuestra salud, también la mental.

Da la casualidad de que la reacción que esas palabras generaron entre los socialistas empeoraron el bochorno. Las Cortes quedaron definitivamente convertidas en una mezcla de El Club la Comedia sin gracia y Sálvame sin que nadie merezca ser salvado (sólo se me ocurre un nombre). La vicepresidenta segunda empezó a gritar descontrolada, con la cara desencajada de quien considera dormir una pérdida de tiempo. Cuando al fin fue expulsada, además de seguir dando voces, le dejó un par de toquecitos en el hombro al presidente, amenazantes, al tiempo que celebraba con sus colegas la expulsión como si hubiera marcado un gol o como si en su mundo se considerase un éxito dar la nota de esa manera. Ni Vox.

Da la casualidad de que la vicepresidenta segunda es una de las abanderadas del feminismo en esta comunidad autónoma, una de las que dice a los periodistas a quién deben entrevistar y a quién no, a la que, por lo general, le parece machismo todo lo que no sea darle la razón a ella, de modo que resulta fácil imaginar la que hubiese preparado de ser un procurador el que da un par de toquecitos así en el hombro de una presidenta.

Da la casualidad de que, en este tipo de circunstancias, termina ganando quien mantiene la boca cerrada, aunque sea de forma involuntaria, y que esos suelen ser los que menos pintan... o los que menos pintaban, porque también da la casualidad de que esos son los partidos que ahora pueden decidir ante la pérdida de la mayoría de PP y Ciudadanos, a los que se lo están poniendo muy fácil. Por Ávila ya se ha postulado. Sin noticias de UPL.

Da la casualidad de que todos ellos se libran de mayores críticas por la evidente falta de interés que sus míseros y miserables debates generan entre la población, pues ya cualquier bar de pueblo parece la curia romana en comparación con Las Cortes de Castilla y León. Da la casualidad de que el cierre perimetral obligado por la pandemia ha generado mayor sentimiento de comunidad que todas las palabras y todas las políticas que allí se han promovido en los últimos 37 años.

Dio también la casualidad esta semana de que la consejera de Sanidad eligió para vacunarse con AstraZeneca exactamente el mismo día que se agotaron las vacunas de AstraZeneca, ésas que ella misma prohibió una mañana porque podían ser peligrosas y autorizó por la tarde porque eran completamente seguras. Todo bien.

Lo que no parece ninguna casualidad es que en la Junta no se hayan enterado aún de que la política es el arte de saber medir los tiempos. Hace algunos meses, Mañueco entregó un premio a los sanitarios y dio la casualidad de fue el mismo día que aprobó un decreto para recortar sus derechos. Esta semana le concedió la medalla de oro de Castilla y León al director de Renault (algo puramente simbólico si se tiene en cuenta que lo que le había concedido antes fueron ayudas milmillonarias) y dio la casualidad de que fue el mismo día que éste anunció un Erte para 9.000 trabajadores.

El Gobierno de España se sumó a la fiesta de la casualidad y con gran alarde aprobó una prórroga a la prohibición de ejecutar desahucios mientras dure la pandemia, justo el mismo día que se ejecutó el desahucio de un matrimonio en Compostilla.

Con tanta casualidad, como para conciliar el sueño.
Lo más leído