La obra parte de la historia transmitida de padres a hijos durante décadas sobre la muerte en mayo de 1927 del ingeniero de caminos José Fernández-España y Vigil. El ingeniero falleció, según la versión oficial, al precipitarse con su coche, debido a la mala visibilidad nocturna, por un barranco cerca de la localidad ourensana de Riós mientras trabajaba en el estudio del trazado de la variante sur por Verín del ferrocarril entre Puebla de Sanabria y Ourense. El accidente mortal no hubiera dado pie a más preguntas si después de la muerte de Fernández-España no se hubiera optado finalmente por construir la línea ferroviaria por el Macizo Central ourensano, descartando la vía que estudiaba el ingeniero y prolongando el atraso y el aislamiento de muchos pueblo gallegos. Esa decisión supuso un desencanto para los habitantes de la zona, quienes procedieron a plantearse algunas preguntas que, a su vez, dieron pie a una versión alternativa del accidente que cobró tanta fuerza, que ha terminado prevaleciendo en el tiempo. 
De este modo la leyenda sobre la muerte de Fernández-España acabó convenciendo a Teatro Chévere para consultar archivos, bibliotecas, papeles y documentos digitales y para entrevistar a personas que investigaron los hechos hace años, con el fin de cuestionar sobre el escenario la historia, a través de una narrativa cinematográfica documental construida en directo.Así, realidad y ficción conviven sobre las tablas con una actriz, un actor y dos operadoras de vídeo y obligan al espectador a preguntarse por qué la mentira es tan eficaz para encontrar explicaciones simples a problemas complejos.
Para Teatro Chévere, compañía centrada en los últimos años en explorar las posibilidades del teatro documental y la memoria colectiva como detonantes de una ficción real, la pieza dirigida por Xron e interpretada por Patricia de Lorenzo, Miguel de Lira, Lucía Estévez y Leticia T. Blanco, bebe del género policial, adopta el formato de un documental y funciona como una alegoría de la construcción del estado-nación español, «como si fuese la promesa de un tren que nunca llegó».
El escenario funciona como un plató de televisión en el que se van ejecutando, grabando y editando en directo las distintas secuencias en las que se estructura la historia.