Curueño, esencia de una forma de lucha

El Ayuntamiento de Santa Colomba de Curueño reúne a varios pueblos con mucha tradición en la historia de la lucha leonesa

Fulgencio Fernández
27/07/2020
 Actualizado a 27/07/2020
Antonio Martínez de Barrio de Nuestra Señora; El Solitario y molinero de Ambasaguas; El Zazo de Barrio; David, Paco, Toño y Dani González, de Barrillos; Mariano El Guerrero e Ibán El Guerrerín; Marco Antonio, de Barrillos todos; Fernando José Crespo, Socrates de Gallegos de Curueño; Javier Fernández, Rambo y Óscar González, El Zorro, de Ambasaguas; Fernando y Antonio Getino Bayón, de La Mata de Curueño... y hasta Magdalena Getino, la primera mujer en participar en una competición oficial... son algunos de los nombres que podemos recoger en los pueblos del municipio de Santa Colomba de Curueño, un municipio que, a la vista de los nombres reseñados y otros que quedan en el tintero se podría decir que guarda la esencia de una forma de lucha, la del Curueño, de la que en tiempos se habló mucho.

Pero la realidad es que El Solitario es el patriarca de los molineros; El Zazo es un grande reconocido por todos los luchadores de su época, especialmente por Nano Urdiales; David y Paco marcaron la mejor lucha con poco peso en pesados; Rambo y Óscar introdujeron de alguna manera el espectáculo, no siempre bien entendido; Antonio Getino era hasta la llegada de Clemente el único luchador capaz de ser Campeón de Liga en dos pesos diferentes;en fin, El Guerrero fue el indiscutible ‘rey de la dedilla’ y su sobrino El Guerrerín, Ibán, ha sido el último gran campeón de la comarca, con siete Ligas en su palmarés y que, curiosamente, este año se planteaba su regreso a la actividad. Y pocos más difíciles de derrotar que Toño El Jicho –imposible darle una entera– o Fernando José Crespo, al que además de Socrates llamaban El Retorcido.

Una comarca que también marcó unaépoca en la Liga por Equipos de la mano del incansable Fernando Getino, un lujo en cualquier parte y buen luchador.
Lo más leído