02/02/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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El pasado miércoles en Salamanca desayuné con una interesante noticia, que rápidamente el crítico semanasantero Iván Guerrero publicó en el muro de su Facebook, abriendo el debate a todos sus seguidores.

La noticia publicada en el periódico la Gaceta de Salamanca (tierra del gran Sergio George, experto en esto de la Pasión), decía que: «Los hermanos mayores de las cofradías tendrán que hacer un cursillo para demostrar que pueden desempañar el cargo». No reproduciré aquí cual fue mi exclamación al leer semejante titular, pero lo que si les puedo asegurar es que más de medio bar de las Tapas de Gonzalo, en plena plaza Mayor salmantina, se me quedó mirando como si estuviera loco. Y razón no les faltaba, porque si de algo estoy seguro es que en este mundo cofrade, no hay nadie cuerdo.

Rápidamente me vinieron a la cabeza un buen número de nombres a quienes no les habría venido mal, haber participado en este ocualquier otro cursillo.Les seré franco, no estoy muy seguro de que si esta medida se implantase en León, pudiera ser beneficiosa para la semana mayor. Me genera más dudas que el Museo, ¡qué ya es decir!

Para un ser como yo, que no fue precisamente brillante en esto de las clases, la palabra ‘cursillo’ tiene varias connotaciones: cursillo de natación, quizá de monitor de ocio y tiempo libre,pero por encima de todas ellas el cursillo del mes de julio del Leonés (algo que no puede decir el redactor jefe de este periódico), y que no les voy a mentir, nos venía de perlas para aliviar la carga de cara a septiembre.

Así que el mero hecho de ir a un cursillo ya me parece positivo, ya que muchas veces venimos con lagunas y modas peligrosas.Hasta ahí vamos bien, pero: ¿quién impartiría el curso? ¿Un sacerdote o mejor un cofrade de reconocido prestigio? ¿Les pondrán una marcha durante unos segundos y tendrán que decir el nombre de la pieza y el autor? ¿El examen será escrito y a puerta cerrada,u oral y con público jaleando las respuestas? Mi mente podría seguir así hasta el infinito.

En definitiva, una idea que abre muchas incógnitas pero que objetivamente tengo claro que en nuestro León nunca veremos.

Porque es insólito que pidamos que superen un cursillo a dirigentes que niegan las elecciones o a aquellos que piensan en igualdad de oportunidades para la mujeren algunos campos, y en otros asoman la patita diciendo que la tradición dicta que ellas desfilarán únicamente con mantilla.

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